* «Pasé la noche sin poder dormir y alrededor de las 4 de la tarde tomé una imagen de la Hermana Dulce que está en la cabecera de mi cama, la coloqué en mis ojos y le pedí que alivie mi dolor, porque ya era muy difícil. Así que me hizo dormir y creo que me curó mientras dormía. Cuando me levanté por la mañana, mi esposa me dio bolsas de hielo y fue en ese momento en el que comencé a ver el hielo y mi mano. Gradualmente la visión volvió, y eso fue poco después de la oración. Es un milagro. He oído a los médicos que nunca volvería a ver porque la visión perdida del nervio óptico no se recupera. Nunca pedí volver a ver, porque era consciente de que era imposible. Lo que la hermana Dulce me dio fue mucho más que la cura de la conjuntivitis o el alivio del dolor»
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viernes, 12 de julio de 2019
El milagro de curación inexplicable de ceguera de José Mauricio Bragança Moreira, maestro de 50 años, canoniza a la religiosa Dulce Lopes Pontes, la primera santa brasileña
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