* «Y al final de la Misa, mi esposo miró y dijo: ‘Sí, creo que esto es’. Ese día la parroquia anunció que comenzaría una serie de charlas sobre el catolicismo… Todas mis preguntas fueron respondidas. Era como si ese pequeño sacerdote que vino a predicar en realidad estuviera hablando directamente a nuestra familia. Cada una de las preguntas. Todo con lo que estábamos luchando… Nos miramos y dijimos: ‘Bueno, supongo que ahora estamos en la Iglesia Católica’»
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