* «Yo el día que entré sabía que se cerraba la puerta para siempre… aunque me ha tocado salir algunas veces. Rezo muchas oraciones, la vida de la monja es para eso, para hacer oración y pedir por todos. Si no, ¿Qué haces aquí? ¡Ah, no, si no, eres un miembro inútil en la Iglesia! Nosotras estamos aquí para rezar por todos; por los que se dedican a llevar la Palabra de Dios, que su vida es dura… les tenemos que ayudar con nuestra oración y con ella les alcanzamos las gracias para que el Señor les ayude y les ilumine. Es nuestra vida»
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