Camino Católico.- Anežka Gúberová conoció a las Hermanas de Nuestra Señora de la Consolación en su país, Eslovaquía, en su parroquia y viviendo el último año de universidad en la residencia de las religiosas. Así percibió la llamada a ser monja: «Dios vivo y presente en mi vida me atraía con su amor hasta que decidí que quiero darle mi vida y compartirla con Él y con todos mis hermanos como Hermana de la Consolación» Lo explica ella misma en primera persona en el vídeo de las Hermanas de Nuestra Señora de la Consolación:
«Hola a todos. Me llamo Anežka, soy de Eslovaquia, y ahora como novicia vivo una etapa de preparación para ser Hermana de la Consolación.
A las hermanas las conocí en Eslovaquia durante mis estudios en la universidad, cuando a veces iba a la parroquia y las veía allí y luego cuando el último año viví en la residencia universitaria que tenemos allí
¿Por qué una decisión así? Pues… me di cuenta que es DIOS el que da sentido a todo mi ser, que sin Él no puedo ser feliz, es imposible… es este Dios vivo y presente en mi vida. A través de muchas cosas pequeñas de cada día me hablaba, me atraía con su amor hasta que decidí que quiero dar mi vida a Dios para compartirla con Él y con todos mis hermanos. Sé que Él me ama y cuenta conmigo. Y yo quiero ser testigo de este amor como Hermana de la Consolación.
Ábrele tu corazón y déjale entrar, escucha dentro de ti… porque con Él puedes vivir muy feliz! Gracias».
Anežka Gúberová
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