* Joel: «Dios transformó mi vida de tal forma que ahora ni yo mismo me reconozco. Antes mi vida era muy vacía, me levantaba como un animal, enojado, frustrado, era muy egoísta, no dedicaba ningún tiempo para agradecer a Dios. Ahora doy gracias a Dios por un nuevo día de vida, por poder ver, caminar, le encomiendo mi familia, mi trabajo, mis hermanos de la iglesia, soy una persona muy diferente, siento mucha paz y una alegría que no puedo explicar. Ahora, todo lo pongo en manos de Dios. Incluso, en mi trabajo en el aserradero, cuando hay cosas que no puedo hacer, de repente se aparece alguien para explicarme cómo hacerlo, es increíble»
* Marina: «Trabajo de noche y cada día me voy camino al trabajo en oración, le dejo en sus manos a mi familia. Es increíble la paz y confianza que Dios me da de saber que todo va a estar bien. A veces mis compañeras de trabajo me preguntan ¿con quién andas hablando? ¿Estás loca? ¿Estás hablando sola?, entonces, les respondo que no estoy sola porque ¡Dios está conmigo! Siento la presencia de Dios en mi vida y estoy en comunicación constante con Él. Le canto, dialogo con Él, le rezo por mi familia, por todas las personas que necesitan de Él»
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