* «Qué ironía, ¿no? No quise tener a mi bebé porque no entraba en mis planes, ni en mi futuro, y ahora no podía caminar. Recordé una frase de la carta que mi mamá nos dejó: “Si me hubiera acercado antes a Dios, mi sufrimiento hubiera sido menos pesado”. Sentí entonces en mi corazón que Dios me podía ayudar. Antes de mi conversión odié con todo mí ser a la persona que me disparó. Al mes tuve un careo con él. Pero cuál fue mi sorpresa que, al momento de verlo, lo único que sentí fue paz: ya no había odio. Cuando lo veía, él no podía sostener mi mirada; sólo agachaba su cabeza. Fue entonces que me enteré de que disparó bajo los efectos de la droga; su intención nunca fue asaltarnos y estaba arrepentido. A partir de ahí mi vida dio un giro»
Vídeo del testimonio de Mariana Barragán Linares
* «Asistí a un retiro de Vida Nueva. Tuve un encuentro personal con Dios y tomé conciencia de las veces que había herido a Jesús; de cómo yo misma me había dañado; comprendí la magnitud del aborto, había asesinado a mi bebé; lloré mucho tiempo. Un obispo me absolvió, me hizo sentir el amor y el perdón de Jesús, aunque yo aún no me podía perdonar. Empecé un largo proceso de vida nueva en una silla de ruedas, sufrí muchos cambios, me enfrenté a una lucha diaria para aceptar mi discapacidad y, lo más importante, empecé a amar a Dios y a la Santísima Virgen»
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