* «Llevaba preparada una lista muy larga de pecados, después de hacer un examen de conciencia con un folleto. Era una confesión cara a cara con el cura, y yo lloraba. Mi madre me acompañó, ella también se tenía que confesar. Y después de confesarme pude comulgar por primera vez tras tantos años. Sentí la presencia abrumadora de Dios y entendí que era Jesús completo que me salvaba con su amor y piedad»
Leer más...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario