* «Necesito sentir cada día y, sobre todo, cada noche, la presencia de Jesús; hablarle de mis cosas, sobre mis dudas; pedirle consejo… Tener una amistad con Él me reconforta. No hay día que no amanezca dándole gracias por las nuevas oportunidades, ni noche que no converse con Él. En esto soy muy rigurosa. Creo que Dios debe ser nuestro mayor confidente, el más confiable y genuino, alguien que sabemos jamás nos va a traicionar o a dar un mal consejo; alguien que a pesar de ser perfecto, no nos juzga de manera injusta. La oración es el medio más eficaz para ayudar a otros»
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