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lunes, 3 de abril de 2023

Meditación del Lunes Santo: «El Señor nos invita a permanecer con Él»/ Por Mons. José María Avendaño, obispo auxiliar de Getafe


3 de abril de 2023.- (
Camino Católico) Meditación del Lunes Santo de  Mons. José María Avendaño, obispo auxiliar de Getafe, emitida por 13 TV, en la que explica que «El Señor nos invita a permanecer con Él», profundizando en el evangelio del día (Juan 12, 1-11) en el que se relata que «María de Betania rompe el frasco porque todo es para su Dios».

Como una prueba más de la infinita caridad de Dios, el Señor se ha quedado realmente en el sagrario para estar cerca de nosotros. Si el amor y la fe impulsaron a María a mostrar tal delicadeza para el Señor ungiendo sus pies en Betania, también el amor y la fe pueden movernos a nosotros, a ti a tener mayor devoción a la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía. No piensa María que hace una cosa extraordinaria al gastar ese perfume tan valioso para ungir al Señor; actúa con la espontaneidad del amor. Solo Cristo sabe que, dentro de unos días, lavará los pies a sus apóstoles y María se le ha adelantado con aquel gesto.

Evangelio: San Juan 12, 1-11:

Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una cena; Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban con él a la mesa.

María tomó una libra de perfume de nardo, auténtico y costoso, le ungió a Jesús los pies y se los enjugó con su cabellera. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume.

Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo iba a entregar, dice:

«¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios para dárselos a los pobres?».

Esto lo dijo, no porque le importasen los pobres, sino porque era un ladrón; y como tenía la bolsa, se llevaba de lo que iban echando.

Jesús dijo:

«Déjala; lo tenía guardado para el día de mi sepultura; porque a los pobres los tenéis siempre con vosotros, pero a mí no siempre me tenéis».

Una muchedumbre de judíos se enteró de que estaba allí y fueron, no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, al que había resucitado de entre los muertos.

Los sumos sacerdotes decidieron matar también a Lázaro, porque muchos judíos, por su causa, se les iban y creían en Jesús.

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