* «Cuando hace años leí las palabras de Jesús ‘No temas; desde ahora serás pescador de hombres’ y cómo ellos lo dejaron todo y lo siguieron, sentí en mi corazón que aquello iba dirigido a mí mismo. la felicidad que ofrece el mundo es caduca. La felicidad plena está en cumplir con lo que Dios ha pensado para cada uno de nosotros, sea en la vocación que sea y, en particular, el camino de la vocación sacerdotal es apasionante. Yo siempre tuve en mente formar una familia y me encantan los niños, pero cada día descubro más que en esa renuncia que he hecho, el Señor me da el ciento por uno»
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