* «Si esta crisis de la pandemia del Covid-19 se ha producido es porque Dios lo ha permitido y, por tanto, sabemos que detrás de ella está el designio salvador de Dios. Cuando algunos científicos empezaban a decir que el hombre en la tierra estaba a un paso de alcanzar la inmortalidad, esta crisis nos ha recordado la fragilidad de nuestra vida y de nuestro bienestar. Como creyentes debemos reconocer en ella una llamada a la conversión, a tomar una conciencia más viva de que separados de Dios nuestra vida no es más que polvo que regresa al polvo, de que nuestro ser está esencialmente referido a Dios y que sin Él nada tiene sentido. Se ha hablado mucho, por ejemplo, del drama de los muertos por la pandemia, pero a menudo olvidamos que la muerte es parte de nuestra existencia y que el verdadero drama es morir sin estar en gracia de Dios»
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