El empresario Alberto de la Fuente en una reciente peregrinación a Santiago de Compostela con su libro "La caja" en el que cuenta su testimonio / Foto: Cedida por Alberto de la Fuente
* «Rezaba 500 padrenuestros y avemarías al día y hablaba con Dios durante horas. Ya no rezo 500 padrenuestros diarios, pero no hay día en que no amanezca y le dé gracias a Dios por haber tenido un día más. Lo veo en todos lados y siento que somos muy muy amigos. A los secuestradores nunca los vi y nunca sabré quiénes son. No puedo estar enfadado con alguien de quien no conozco ni su cara ni su voz. He decidido soltar esa ancla tan pesada y perdonar. No agradezco lo que me hicieron, pero gracias a lo que me sucedió hoy puedo apreciar al máximo este regalo llamado vida»
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