"Pide lo que quieras, que el Espíritu Santo pedirá mejor"
"El primer año, es verdad, yo estaba peleada con Dios. Me enfadé con él por la muerte de mi padre. Le decía: ¿por qué me has hecho eso, si sabes que te adoro, por qué me castigas? Luego entendí que podía dar gracias, porque papá nunca habría soportado seis años de este horror. Puedo decir que mi fe creció continuamente."
"Al principio de mi cautiverio, me dije: bien, voy a pasar meses y meses aquí, así que voy a leer la Biblia, ya que no la conocía. Al abrirla, me salieron las palabras de las cartas de San Pablo. Las cito de memoria, más o menos: pide lo que quieras, que el Espíritu Santo pedirá mejor, porque sabe mejor que tú lo que necesitas. Al leer esto me dije: Dios mío, está bien, pero yo sé lo que quiero, ¡quiero ser libre! Seis años después, al releer la misma epístola, por fin la entiendo. Pensé: Menos mal que el Espíritu Santo está aquí para rogar por mí, porque soy incapaz de pedir lo que necesitaba".
"Me enamoré de María leyendo el evangelio de San Juan, en las bodas de Caná"
"Caí admirada ante la Virgen. Para comprender a la Virgen hay que haber vivido y haber adquirido cierta madurez. Y comencé a descubrir a una joven que aceptó tener un hijo a pesar de tener un plan totalmente diferente para su vida. Ella afrontó todos los riesgos.
Para la mayoría de los cristianos estas son cosas bien conocidas, pero para mí era un descubrimiento. Encontré a una María fuerte, una María inteligente, una María con sentido del humor. Me enamoré de María leyendo el evangelio de San Juan, en las bodas de Caná. Encontré ese diálogo entre María y Jesús extraordinario. Esa complicidad entre ellos es genial. A pesar de todas las razones con las que Jesús se opone a su madre, ella sabe que él va a hacer lo que ella quiere: Que Él transformará el agua en vino en la boda por amor a ella.
Leyendo el pasaje no podía dejar de pensar en mi relación con mi hijo Lorenzo".
"El primer año, es verdad, yo estaba peleada con Dios. Me enfadé con él por la muerte de mi padre. Le decía: ¿por qué me has hecho eso, si sabes que te adoro, por qué me castigas? Luego entendí que podía dar gracias, porque papá nunca habría soportado seis años de este horror. Puedo decir que mi fe creció continuamente."
"Al principio de mi cautiverio, me dije: bien, voy a pasar meses y meses aquí, así que voy a leer la Biblia, ya que no la conocía. Al abrirla, me salieron las palabras de las cartas de San Pablo. Las cito de memoria, más o menos: pide lo que quieras, que el Espíritu Santo pedirá mejor, porque sabe mejor que tú lo que necesitas. Al leer esto me dije: Dios mío, está bien, pero yo sé lo que quiero, ¡quiero ser libre! Seis años después, al releer la misma epístola, por fin la entiendo. Pensé: Menos mal que el Espíritu Santo está aquí para rogar por mí, porque soy incapaz de pedir lo que necesitaba".
"Me enamoré de María leyendo el evangelio de San Juan, en las bodas de Caná"
"Caí admirada ante la Virgen. Para comprender a la Virgen hay que haber vivido y haber adquirido cierta madurez. Y comencé a descubrir a una joven que aceptó tener un hijo a pesar de tener un plan totalmente diferente para su vida. Ella afrontó todos los riesgos.
Para la mayoría de los cristianos estas son cosas bien conocidas, pero para mí era un descubrimiento. Encontré a una María fuerte, una María inteligente, una María con sentido del humor. Me enamoré de María leyendo el evangelio de San Juan, en las bodas de Caná. Encontré ese diálogo entre María y Jesús extraordinario. Esa complicidad entre ellos es genial. A pesar de todas las razones con las que Jesús se opone a su madre, ella sabe que él va a hacer lo que ella quiere: Que Él transformará el agua en vino en la boda por amor a ella.
Leyendo el pasaje no podía dejar de pensar en mi relación con mi hijo Lorenzo".
"No sé lo que significa exactamente consagrarse al Sagrado Corazón, pero si me dices, a lo largo de tu mes, el mes de junio, en qué fecha seré liberada, seré toda tuya".
"El 1 de junio escuchaba yo Radio Católica Mundial, y me enteré de que en junio se celebra el Sagrado Corazón. Pues bien, la última vez que vi a mi padre, estábamos sentados en su habitación, bajo una imagen del Sagrado Corazón. Papá me tomó de la mano, observó la imagen y dijo: "Sagrado Corazón, cuida de mi corazón, cuida el de mi hija". Así que cuando hablaron del Sagrado Corazón presté atención.
En aquel entonces aún no conocía bien la historia de Santa Margarita María, de hecho acabo de conocer su nombre ahora. Pero sí sabía que los que se consagraran como ella al Sagrado Corazón recibían bendiciones. Me acuerdo de una en particular, en que Jesús prometía tocar los corazones duros que nos hacen sufrir. Entonces oré: Jesús mío, nunca te he pedido nada porque eres tan grande que me da vergüenza pedirte. Pero aquí te voy a pedir una cosa muy concreta. No sé lo que significa exactamente consagrarse al Sagrado Corazón, pero si me dices, a lo largo de tu mes, el mes de junio, en qué fecha seré liberada, seré toda tuya".
"El 1 de junio escuchaba yo Radio Católica Mundial, y me enteré de que en junio se celebra el Sagrado Corazón. Pues bien, la última vez que vi a mi padre, estábamos sentados en su habitación, bajo una imagen del Sagrado Corazón. Papá me tomó de la mano, observó la imagen y dijo: "Sagrado Corazón, cuida de mi corazón, cuida el de mi hija". Así que cuando hablaron del Sagrado Corazón presté atención.
En aquel entonces aún no conocía bien la historia de Santa Margarita María, de hecho acabo de conocer su nombre ahora. Pero sí sabía que los que se consagraran como ella al Sagrado Corazón recibían bendiciones. Me acuerdo de una en particular, en que Jesús prometía tocar los corazones duros que nos hacen sufrir. Entonces oré: Jesús mío, nunca te he pedido nada porque eres tan grande que me da vergüenza pedirte. Pero aquí te voy a pedir una cosa muy concreta. No sé lo que significa exactamente consagrarse al Sagrado Corazón, pero si me dices, a lo largo de tu mes, el mes de junio, en qué fecha seré liberada, seré toda tuya".