«Me sentí muy cerca de Jesús. Era como si hubiera caído enamorada de Él… Antes de mi desayuno iba primero a rezar en la capilla para saludar a Jesús. Y cada noche, yo estaba allí hasta la medianoche. ¡Quería permanecer en Paray y convertirme en monja! Llamé a mi madre para decirle y ella no entendió esto de mi conversión, así es que no insistí. Pero seguí orando: iba a misa casi todos los días porque allí mientras oraba, sentía como si hubiera alguien que me quería mucho y hablaba conmigo… Mis amigos budistas a menudo me preguntan el por qué siempre sonrío y les respondo que: ‘Estoy feliz, porque sé que Dios me ama. ¡Y a ti también te ama! Cuando creas en Él, serás feliz’»
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lunes, 17 de junio de 2024
Monthita, joven budista, viaja de Tailandia a Francia atraída por el Sagrado Corazón de Jesús y se convierte: «Tuve una experiencia abrumadora de la presencia de Cristo»
«Me sentí muy cerca de Jesús. Era como si hubiera caído enamorada de Él… Antes de mi desayuno iba primero a rezar en la capilla para saludar a Jesús. Y cada noche, yo estaba allí hasta la medianoche. ¡Quería permanecer en Paray y convertirme en monja! Llamé a mi madre para decirle y ella no entendió esto de mi conversión, así es que no insistí. Pero seguí orando: iba a misa casi todos los días porque allí mientras oraba, sentía como si hubiera alguien que me quería mucho y hablaba conmigo… Mis amigos budistas a menudo me preguntan el por qué siempre sonrío y les respondo que: ‘Estoy feliz, porque sé que Dios me ama. ¡Y a ti también te ama! Cuando creas en Él, serás feliz’»
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lunes, 27 de mayo de 2024
Violeta Ferrera apartó a Dios de su vida, era proaborto y promiscua, «busqué en la Nueva Era y el esoterismo hasta que el Sagrado Corazón de Jesús me rescató»
* «Jesús esperó respetuosamente hasta cuando yo ya no podía más para decirme: vengo a rescatarte, vengo a salvarte. Y sin reproches, sin pedir cuentas. Estoy aquí contigo, no tengas miedo, tengo algo grande para ti. Jesús hablaba a mi corazón, con delicadeza y paciencia, dándome conciencia de hasta qué punto todo lo que había hecho en el pasado me había ido destruyendo lentamente. Es mi historia de amor a Dios. Cuando yo renuncio a algo por Él, Él me responde con algo mejor. El cielo es mi verdadero hogar y mi destino final»
Testimonio de Violeta Ferrera en Mater Mundi TV
Camino Católico.- Anticlerical, proaborto, manipuladora, materialista. Estas palabras las utiliza Violeta Ferrera para poner en contexto su valiente y generoso testimonio de conversión que cuenta en un vídeo de Mater Mundi TV.
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lunes, 7 de junio de 2021
François-Xavier pensaba matarse, pero conoció a una consagrada que «me escuchó y dijo: ‘Cuéntaselo a Jesús’. Todo lo que me pasaba se lo confié a Cristo y lo conocí»
* «Fue extraordinario: Me sentí amado profundamente, llamado por mi nombre. A Dios no le importaba todo lo que yo había hecho, me amaba por lo que soy. En aquel mismo momento dije que sí: ‘No sé Quién eres, no sé qué está pasando… pero sí, esto es lo que quiero para toda mi vida’. Acepté cambiar de modo radical»
El vídeo-testimonio de François-Xavier en Découvrir Dieu puede verse con los subtítulos en español entrando en subtítulos C, acto seguido en la ruedecita de la derecha de configuración, luego en subtítulos, después en traducir automáticamente y eligiendo el español
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jueves, 3 de junio de 2021
Cuando tenemos que llevar nuestra cruz sin perder la fe ni desanimarnos necesitamos el don de Fortaleza / Por P. Carlos García Malo
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miércoles, 2 de junio de 2021
Sagrado Corazón de Jesús que late loco de amor por ti y por mí / Por P. Carlos García Malo
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miércoles, 20 de enero de 2021
Cristo no te juzga, solo ama. Entrégale tu iniquidad y olvídala en su Sagrado Corazón / Por P. Carlos García Malo
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viernes, 28 de junio de 2019
jueves, 27 de junio de 2019
¿Quién teme acercarse a Dios cuando continúa con sus llagas abiertas? / Por P. Carlos García Malo
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miércoles, 26 de junio de 2019
Mira una imagen de Cristo crucificado y ahí en su costado abierto escóndete / Por P. Carlos García Malo
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viernes, 15 de junio de 2012
Palabra de Vida 15/6/2012: Le traspasó el costado, y salió sangre y agua / Por P. Jesús Higueras
(13 TV / Camino Católico) Espacio "Palabra de Vida" de 13 TV, del 15 de junio de 2012, viernes de la 10ª semana de Tiempo Ordinario, Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, presentado por el padre Jesús Higueras, en el cual se comenta el evangelio del día.
Evangelio: San Juan 19, 31-37
“Le traspasó el costado, y salió sangre y agua”
En aquel tiempo, los judíos, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua.
El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice verdad, para que también vosotros creáis. Esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura: «No le quebrarán un hueso»; y en otro lugar la Escritura dice: «Mirarán al que atravesaron.»
“Le traspasó el costado, y salió sangre y agua”
En aquel tiempo, los judíos, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua.
El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice verdad, para que también vosotros creáis. Esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura: «No le quebrarán un hueso»; y en otro lugar la Escritura dice: «Mirarán al que atravesaron.»
miércoles, 17 de junio de 2009
Testimonios de personas que ofrecen una hora al día de su vida en oración y pertenecen a La Guardia de Honor del Corazón de Jesús
17 de junio de 2009.-La Guardia de Honor es, hoy, una asociación Eucarística donde sus miembros se inscriben, eligiendo una hora del día en la que ofrecerán su trabajo, su diversión o aquello que estén haciendo en ese momento, al Corazón de Jesús, por la salvación del mundo y por las necesidades de la Iglesia. A la Guardia de Honor puede pertenecer cualquier persona, de cualquier edad y estado, como lo demuestran estas personas que han testimoniado de la práctica fiel de su compromiso.
17 de junio de 2009.-La Guardia de Honor es, hoy, una asociación Eucarística donde sus miembros se inscriben, eligiendo una hora del día en la que ofrecerán su trabajo, su diversión o aquello que estén haciendo en ese momento, al Corazón de Jesús, por la salvación del mundo y por las necesidades de la Iglesia. A la Guardia de Honor puede pertenecer cualquier persona, de cualquier edad y estado, como lo demuestran estas personas que han testimoniado de la práctica fiel de su compromiso.
(Anabel Llamas / Alfa y Omega)
Nuria Rodriguez, joven: "Lo que más me atrae... ofrecer mi vida"
Me llamo Nuria Rodríguez Mayoral. Me hice Guardia de Honor hace 4 años. Lo que más me atrae de esta devoción es el poder ofrecer mi vida en reparación al Sagrado Corazón por los pecados del mundo. Y no sólo en mi hora elegida, sino también a lo largo de mi jornada, mientras estoy en la escuela con los niños, en casa con mi familia, haciendo deporte, de peregrinación...
Nuria Rodriguez, joven: "Lo que más me atrae... ofrecer mi vida"
Me llamo Nuria Rodríguez Mayoral. Me hice Guardia de Honor hace 4 años. Lo que más me atrae de esta devoción es el poder ofrecer mi vida en reparación al Sagrado Corazón por los pecados del mundo. Y no sólo en mi hora elegida, sino también a lo largo de mi jornada, mientras estoy en la escuela con los niños, en casa con mi familia, haciendo deporte, de peregrinación...
Esta devoción me ha ayudado a ofrecerme, ya no sólo en consolación al Sagrado Corazón, sino también mis quehaceres de cada día por quienes llevo en mi corazón, por los que más quiero, mi familia, amigos, sacerdotes y religiosas, necesidades de la Iglesia, del mundo entero.
Particularmente, creo ser testigo de dos gracias en concreto, y una de ellas a nivel particular: el Señor ha puesto en mí el deseo de pedir que me conceda estar en situaciones de ofensa a la Iglesia, sea del tipo que sea, con el fin de reparar justo en ese momento su Sagrado Corazón. Ni mucho menos deseo que se blasmefe de Dios, ni se ofenda a la Iglesia, aunque, desgraciadamente, por la sociedad en la que vivimos es el pan nuestro de cada día, y es por eso por lo que quiero estar en estos momentos, especialmente para aliviar al Señor con mi pobre oración y, cómo no, interceder por supuesto por quienes hacen este tipo de ofensas, por su conversión y la de sus familias, para que el Señor ponga en sus caminos instrumentos que los conduzcan a Él. Otra de las gracias ha sido ver cómo la pertenencia a la Guardia de Honor de un grupo de mi parroquia les ha cambiado la vida, entrando en una relación con el Señor más viva y entregada en sus quehaceres, enriqueciéndose también su fraternidad parroquial, así como su vida espiritual.
Begoña Pérez Delgado, madre de familia: "Mi hora de presencia es cuando voy a recoger a los niños al colegio"
Mi nombre es Begoña Pérez Delgado, estudié Historia, pero me dedico a cuidar de mi numerosa familia. Dios nos ha bendecido a mi marido y a mí con cuatro maravillosos hijos. La devoción al Sagrado Corazón la he vivido desde muy pequeña, delante de una preciosa imagen que mi madre tiene aún en su casa. Todos los meses de junio nos acercábamos al Cerro de los Ángeles a venerarle. Ya de casada y con niños, seguí rezando al Corazón divino, pero fue un día, en el Pequealfa, donde descubrimos mi hija mayor y yo a la Guardia de Honor. Mi hora de presencia es de cuatro de la tarde a cinco, momento que voy a recoger a mis hijos al colegio. Me parece un sistema muy eficaz para estar en continuo diálogo con el Señor y hacer de las cosas rutinarias verdaderas ofrendas hacia Dios. He descubierto que, si Él nos ama tan dulcemente desde su Corazón y es tan Misericordioso, también yo debo serlo con los demás, empezando con los más cercanos a mí. La paciencia, tan escasa en mi persona, creo que va creciendo poco a poco, aunque con tropiezos. Gracias a esta devoción tan hermosa el corazón también se dilata hacia los demás, por eso escogí a varias personas para dedicarles la llamada Hora de Misericordia. De esta manera, me acuerdo todos los días de ellas y, en mi interior, sé, con la certeza que te proporciona la fe, que volverán a ser buenos cristianos.
Rubén Zamora Nava, joven sacerdote: "Creer en el Corazón de Cristo supone un cambio de mente y corazón, un estilo nuevo de vivir en la total confianza y abandono en Dios"
Begoña Pérez Delgado, madre de familia: "Mi hora de presencia es cuando voy a recoger a los niños al colegio"
Mi nombre es Begoña Pérez Delgado, estudié Historia, pero me dedico a cuidar de mi numerosa familia. Dios nos ha bendecido a mi marido y a mí con cuatro maravillosos hijos. La devoción al Sagrado Corazón la he vivido desde muy pequeña, delante de una preciosa imagen que mi madre tiene aún en su casa. Todos los meses de junio nos acercábamos al Cerro de los Ángeles a venerarle. Ya de casada y con niños, seguí rezando al Corazón divino, pero fue un día, en el Pequealfa, donde descubrimos mi hija mayor y yo a la Guardia de Honor. Mi hora de presencia es de cuatro de la tarde a cinco, momento que voy a recoger a mis hijos al colegio. Me parece un sistema muy eficaz para estar en continuo diálogo con el Señor y hacer de las cosas rutinarias verdaderas ofrendas hacia Dios. He descubierto que, si Él nos ama tan dulcemente desde su Corazón y es tan Misericordioso, también yo debo serlo con los demás, empezando con los más cercanos a mí. La paciencia, tan escasa en mi persona, creo que va creciendo poco a poco, aunque con tropiezos. Gracias a esta devoción tan hermosa el corazón también se dilata hacia los demás, por eso escogí a varias personas para dedicarles la llamada Hora de Misericordia. De esta manera, me acuerdo todos los días de ellas y, en mi interior, sé, con la certeza que te proporciona la fe, que volverán a ser buenos cristianos.
Rubén Zamora Nava, joven sacerdote: "Creer en el Corazón de Cristo supone un cambio de mente y corazón, un estilo nuevo de vivir en la total confianza y abandono en Dios"
"He visto conversiones de algunas personas que vivían en situaciones irregulares, de enfermos que se resistían a recibir los Sacramentos y a jóvenes transformar su vidas gracias a las oraciones y sacrificios de los Guardias de Honor"
Soy Rubén Zamora Nava, sacerdote diocesano de Toledo desde el año 2002.
Conocí la devoción al Sagrado Corazón a muy temprana edad; recuerdo cómo se vivía en mi parroquia con especial intensidad el mes de junio, aunque no fui muy consciente de ella hasta que, en el Seminario Mayor, algunos formadores y amigos sacerdotes me hicieron descubrir la grandeza de esta espiritualidad. Me consagré en la Guardia de Honor siendo sacerdote, el 13 de mayo de 2005, delante de la Virgen en Fátima, con otro compañero sacerdote, y elegí la hora de 12 a 13 horas, por ser Nuestra Señora del Sagrado Corazón la Patrona de esa hora. La devoción al Sagrado Corazón ha marcado no sólo mi proceso vocacional, sino todo mi sacerdocio. Creer en el Corazón de Cristo supone un cambio de mente y corazón, un estilo nuevo de vivir en la total confianza y abandono en Dios. Y la respuesta que lo condensa todo es la reparación. En todos mis destinos, he propagado la Guardia de Honor, porque he sido testigo de cómo ayuda a niños, jóvenes y adultos a enfocar lo ordinario, que a veces es lo más costoso, con un corazón corredentor. He visto conversiones de algunas personas que vivían en situaciones irregulares, de enfermos que se resistían a recibir los Sacramentos y a jóvenes transformar su vidas gracias a las oraciones y sacrificios de los Guardias
Soy Rubén Zamora Nava, sacerdote diocesano de Toledo desde el año 2002.
Conocí la devoción al Sagrado Corazón a muy temprana edad; recuerdo cómo se vivía en mi parroquia con especial intensidad el mes de junio, aunque no fui muy consciente de ella hasta que, en el Seminario Mayor, algunos formadores y amigos sacerdotes me hicieron descubrir la grandeza de esta espiritualidad. Me consagré en la Guardia de Honor siendo sacerdote, el 13 de mayo de 2005, delante de la Virgen en Fátima, con otro compañero sacerdote, y elegí la hora de 12 a 13 horas, por ser Nuestra Señora del Sagrado Corazón la Patrona de esa hora. La devoción al Sagrado Corazón ha marcado no sólo mi proceso vocacional, sino todo mi sacerdocio. Creer en el Corazón de Cristo supone un cambio de mente y corazón, un estilo nuevo de vivir en la total confianza y abandono en Dios. Y la respuesta que lo condensa todo es la reparación. En todos mis destinos, he propagado la Guardia de Honor, porque he sido testigo de cómo ayuda a niños, jóvenes y adultos a enfocar lo ordinario, que a veces es lo más costoso, con un corazón corredentor. He visto conversiones de algunas personas que vivían en situaciones irregulares, de enfermos que se resistían a recibir los Sacramentos y a jóvenes transformar su vidas gracias a las oraciones y sacrificios de los Guardias
martes, 5 de agosto de 2008
Ingrid Betancourt cuenta su conversión: La Biblia le abrió el corazón y fue vida para ella
( Pelèrin) Ingrid Betancourt, política colombiana, ha estado en el santuario de Lourdes, en Francia, y en la basílica del Sacré-Coeur de París, para "dar gracias al Sagrado Corazón", después de haber sido liberada por las FARC. En una entrevista exclusiva publicada en el semanario católico francés Pelèrin ha explicado su conversión y su crecimiento en la fe. Publicamos lo más destacado de las respuestas, que configuran un testimonio de su encuentro personal con el Señor.
"Pide lo que quieras, que el Espíritu Santo pedirá mejor"
"El primer año, es verdad, yo estaba peleada con Dios. Me enfadé con él por la muerte de mi padre. Le decía: ¿por qué me has hecho eso, si sabes que te adoro, por qué me castigas? Luego entendí que podía dar gracias, porque papá nunca habría soportado seis años de este horror. Puedo decir que mi fe creció continuamente."
"Al principio de mi cautiverio, me dije: bien, voy a pasar meses y meses aquí, así que voy a leer la Biblia, ya que no la conocía. Al abrirla, me salieron las palabras de las cartas de San Pablo. Las cito de memoria, más o menos: pide lo que quieras, que el Espíritu Santo pedirá mejor, porque sabe mejor que tú lo que necesitas. Al leer esto me dije: Dios mío, está bien, pero yo sé lo que quiero, ¡quiero ser libre! Seis años después, al releer la misma epístola, por fin la entiendo. Pensé: Menos mal que el Espíritu Santo está aquí para rogar por mí, porque soy incapaz de pedir lo que necesitaba".
"Me enamoré de María leyendo el evangelio de San Juan, en las bodas de Caná"
"Caí admirada ante la Virgen. Para comprender a la Virgen hay que haber vivido y haber adquirido cierta madurez. Y comencé a descubrir a una joven que aceptó tener un hijo a pesar de tener un plan totalmente diferente para su vida. Ella afrontó todos los riesgos.
Para la mayoría de los cristianos estas son cosas bien conocidas, pero para mí era un descubrimiento. Encontré a una María fuerte, una María inteligente, una María con sentido del humor. Me enamoré de María leyendo el evangelio de San Juan, en las bodas de Caná. Encontré ese diálogo entre María y Jesús extraordinario. Esa complicidad entre ellos es genial. A pesar de todas las razones con las que Jesús se opone a su madre, ella sabe que él va a hacer lo que ella quiere: Que Él transformará el agua en vino en la boda por amor a ella.
Leyendo el pasaje no podía dejar de pensar en mi relación con mi hijo Lorenzo".
"El primer año, es verdad, yo estaba peleada con Dios. Me enfadé con él por la muerte de mi padre. Le decía: ¿por qué me has hecho eso, si sabes que te adoro, por qué me castigas? Luego entendí que podía dar gracias, porque papá nunca habría soportado seis años de este horror. Puedo decir que mi fe creció continuamente."
"Al principio de mi cautiverio, me dije: bien, voy a pasar meses y meses aquí, así que voy a leer la Biblia, ya que no la conocía. Al abrirla, me salieron las palabras de las cartas de San Pablo. Las cito de memoria, más o menos: pide lo que quieras, que el Espíritu Santo pedirá mejor, porque sabe mejor que tú lo que necesitas. Al leer esto me dije: Dios mío, está bien, pero yo sé lo que quiero, ¡quiero ser libre! Seis años después, al releer la misma epístola, por fin la entiendo. Pensé: Menos mal que el Espíritu Santo está aquí para rogar por mí, porque soy incapaz de pedir lo que necesitaba".
"Me enamoré de María leyendo el evangelio de San Juan, en las bodas de Caná"
"Caí admirada ante la Virgen. Para comprender a la Virgen hay que haber vivido y haber adquirido cierta madurez. Y comencé a descubrir a una joven que aceptó tener un hijo a pesar de tener un plan totalmente diferente para su vida. Ella afrontó todos los riesgos.
Para la mayoría de los cristianos estas son cosas bien conocidas, pero para mí era un descubrimiento. Encontré a una María fuerte, una María inteligente, una María con sentido del humor. Me enamoré de María leyendo el evangelio de San Juan, en las bodas de Caná. Encontré ese diálogo entre María y Jesús extraordinario. Esa complicidad entre ellos es genial. A pesar de todas las razones con las que Jesús se opone a su madre, ella sabe que él va a hacer lo que ella quiere: Que Él transformará el agua en vino en la boda por amor a ella.
Leyendo el pasaje no podía dejar de pensar en mi relación con mi hijo Lorenzo".
"No sé lo que significa exactamente consagrarse al Sagrado Corazón, pero si me dices, a lo largo de tu mes, el mes de junio, en qué fecha seré liberada, seré toda tuya".
"El 1 de junio escuchaba yo Radio Católica Mundial, y me enteré de que en junio se celebra el Sagrado Corazón. Pues bien, la última vez que vi a mi padre, estábamos sentados en su habitación, bajo una imagen del Sagrado Corazón. Papá me tomó de la mano, observó la imagen y dijo: "Sagrado Corazón, cuida de mi corazón, cuida el de mi hija". Así que cuando hablaron del Sagrado Corazón presté atención.
En aquel entonces aún no conocía bien la historia de Santa Margarita María, de hecho acabo de conocer su nombre ahora. Pero sí sabía que los que se consagraran como ella al Sagrado Corazón recibían bendiciones. Me acuerdo de una en particular, en que Jesús prometía tocar los corazones duros que nos hacen sufrir. Entonces oré: Jesús mío, nunca te he pedido nada porque eres tan grande que me da vergüenza pedirte. Pero aquí te voy a pedir una cosa muy concreta. No sé lo que significa exactamente consagrarse al Sagrado Corazón, pero si me dices, a lo largo de tu mes, el mes de junio, en qué fecha seré liberada, seré toda tuya".
"El 1 de junio escuchaba yo Radio Católica Mundial, y me enteré de que en junio se celebra el Sagrado Corazón. Pues bien, la última vez que vi a mi padre, estábamos sentados en su habitación, bajo una imagen del Sagrado Corazón. Papá me tomó de la mano, observó la imagen y dijo: "Sagrado Corazón, cuida de mi corazón, cuida el de mi hija". Así que cuando hablaron del Sagrado Corazón presté atención.
En aquel entonces aún no conocía bien la historia de Santa Margarita María, de hecho acabo de conocer su nombre ahora. Pero sí sabía que los que se consagraran como ella al Sagrado Corazón recibían bendiciones. Me acuerdo de una en particular, en que Jesús prometía tocar los corazones duros que nos hacen sufrir. Entonces oré: Jesús mío, nunca te he pedido nada porque eres tan grande que me da vergüenza pedirte. Pero aquí te voy a pedir una cosa muy concreta. No sé lo que significa exactamente consagrarse al Sagrado Corazón, pero si me dices, a lo largo de tu mes, el mes de junio, en qué fecha seré liberada, seré toda tuya".
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lunes, 2 de junio de 2008
El centro de la vida es sentir cómo palpita el Corazón de Cristo / Autor: Benedicto XVI
Intervención con motivo del Ángelus
CIUDAD DEL VATICANO, Publicamos la intervención que pronunció Benedicto XVI este domingo al rezar el Ángelus junto a miles de peregrinos congregados en la plaza de San Pedro del Vaticano.
* * *
Queridos hermanos y hermanas:
En este domingo, que coincide con el inicio de junio, quiero recordar que este mes está tradicionalmente dedicado al Corazón de Cristo, símbolo de la fe cristiana, particularmente amado tanto por el pueblo como por los místicos y los teólogos, pues expresa de una manera sencilla y auténtica la "buena noticia" del amor, resumiendo en sí el misterio de la encarnación y de la Redención. Y el viernes pasado celebramos la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, tercera y última de las fiestas que han seguido al Tiempo Pascual, tras la Santísima Trinidad y el Corpus Christi. Esta sucesión hace pensar en un movimiento hacia el centro: un movimiento del espíritu guiado por el mismo Dios. Desde el horizonte infinito de su amor, de hecho, Dios ha querido entrar en los límites de la historia y de la condición humana, ha tomado un cuerpo y un corazón, para que podamos contemplar y encontrar el infinito en el finito, el Misterio invisible e inefable en el Corazón humano de Jesús, el Nazareno. En mi primera encíclica sobre el tema del amor, el punto de partida ha sido precisamente la mirada dirigida al costado traspasado de Cristo, del que habla Juan en su Evangelio (Cf. 19,37; Deus caritas est, 12). Y este centro de la fe es también la fuente de la esperanza en la que hemos sido salvados, esperanza que ha sido el tema de mi segunda encíclica.
Toda persona necesita un "centro" para su propia vida, un manantial de verdad y de bondad al que recurrir ante la sucesión de las diferentes situaciones y en el cansancio de la vida cotidiana. Cada uno de nosotros, cuando se detiene en silencio, necesita sentir no sólo el palpitar de su corazón, sino, de manera más profunda, el palpitar de una presencia confiable, que se puede percibir con los sentidos de la fe y que, sin embargo, es mucho más real: la presencia de Cristo, corazón del mundo. Os invito, por tanto, a cada uno de vosotros a renovar en el mes de junio su propia devoción al Corazón de Cristo, valorando también la tradicional oración de ofrecimiento del día y teniendo presentes las intenciones que propongo a toda la Iglesia.
Junto al Sagrado Corazón de Jesús, la liturgia nos invita a venerar el Corazón Inmaculado de María. Encomendémonos siempre a ella con gran confianza. Quisiera invocar la materna intercesión de la Virgen una vez más por las poblaciones de China y Myanmar, golpeadas por calamidades naturales, y por quienes atraviesan las numerosas situaciones de dolor, enfermedad y miseria material y espiritual que marcan el camino de la humanidad.
[Al final del Ángelus, el Papa saludó a los peregrinos en varios idiomas. En español dijo:]
Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española que participan en esta oración mariana, en particular a los fieles de la Parroquia de San Andrés Apóstol, de Moral de Calatrava. En el día del Señor os invito a escuchar devotamente la Palabra de Dios, a acogerla en vuestro corazón con docilidad y a llevarla a la práctica con solicitud, de modo que vuestra vida se arraigue cada vez más firmemente en la roca de la amistad con Cristo. Feliz domingo a todos.
[Traducción del original italiano realizada por Jesús Colina
© Copyright 2008 - Libreria Editrice Vaticana]
Para Ver el video del Angelus haz click sobre la imagen
CIUDAD DEL VATICANO, Publicamos la intervención que pronunció Benedicto XVI este domingo al rezar el Ángelus junto a miles de peregrinos congregados en la plaza de San Pedro del Vaticano.
* * *
Queridos hermanos y hermanas:
En este domingo, que coincide con el inicio de junio, quiero recordar que este mes está tradicionalmente dedicado al Corazón de Cristo, símbolo de la fe cristiana, particularmente amado tanto por el pueblo como por los místicos y los teólogos, pues expresa de una manera sencilla y auténtica la "buena noticia" del amor, resumiendo en sí el misterio de la encarnación y de la Redención. Y el viernes pasado celebramos la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, tercera y última de las fiestas que han seguido al Tiempo Pascual, tras la Santísima Trinidad y el Corpus Christi. Esta sucesión hace pensar en un movimiento hacia el centro: un movimiento del espíritu guiado por el mismo Dios. Desde el horizonte infinito de su amor, de hecho, Dios ha querido entrar en los límites de la historia y de la condición humana, ha tomado un cuerpo y un corazón, para que podamos contemplar y encontrar el infinito en el finito, el Misterio invisible e inefable en el Corazón humano de Jesús, el Nazareno. En mi primera encíclica sobre el tema del amor, el punto de partida ha sido precisamente la mirada dirigida al costado traspasado de Cristo, del que habla Juan en su Evangelio (Cf. 19,37; Deus caritas est, 12). Y este centro de la fe es también la fuente de la esperanza en la que hemos sido salvados, esperanza que ha sido el tema de mi segunda encíclica.
Toda persona necesita un "centro" para su propia vida, un manantial de verdad y de bondad al que recurrir ante la sucesión de las diferentes situaciones y en el cansancio de la vida cotidiana. Cada uno de nosotros, cuando se detiene en silencio, necesita sentir no sólo el palpitar de su corazón, sino, de manera más profunda, el palpitar de una presencia confiable, que se puede percibir con los sentidos de la fe y que, sin embargo, es mucho más real: la presencia de Cristo, corazón del mundo. Os invito, por tanto, a cada uno de vosotros a renovar en el mes de junio su propia devoción al Corazón de Cristo, valorando también la tradicional oración de ofrecimiento del día y teniendo presentes las intenciones que propongo a toda la Iglesia.
Junto al Sagrado Corazón de Jesús, la liturgia nos invita a venerar el Corazón Inmaculado de María. Encomendémonos siempre a ella con gran confianza. Quisiera invocar la materna intercesión de la Virgen una vez más por las poblaciones de China y Myanmar, golpeadas por calamidades naturales, y por quienes atraviesan las numerosas situaciones de dolor, enfermedad y miseria material y espiritual que marcan el camino de la humanidad.
[Al final del Ángelus, el Papa saludó a los peregrinos en varios idiomas. En español dijo:]
Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española que participan en esta oración mariana, en particular a los fieles de la Parroquia de San Andrés Apóstol, de Moral de Calatrava. En el día del Señor os invito a escuchar devotamente la Palabra de Dios, a acogerla en vuestro corazón con docilidad y a llevarla a la práctica con solicitud, de modo que vuestra vida se arraigue cada vez más firmemente en la roca de la amistad con Cristo. Feliz domingo a todos.
[Traducción del original italiano realizada por Jesús Colina
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viernes, 30 de mayo de 2008
El Sagrado Corazón de Jesús: Su historia
Video 1
Video 2
Video 3
Video 4
Inmaculado Corazón de María
Fiesta del Inmaculado Corazón
Consagración al Inmaculado Corazón
Historia de la devoción
Libro del P. Bertand de Margerie: El Corazón de María es el Corazón de la Iglesia. Intento de Síntesis Teológica
Consagración por el Papa Pío XII
Oración
Novena
Video 2
Video 3
Video 4
Inmaculado Corazón de María
Fiesta del Inmaculado Corazón
Consagración al Inmaculado Corazón
Historia de la devoción
Libro del P. Bertand de Margerie: El Corazón de María es el Corazón de la Iglesia. Intento de Síntesis Teológica
Consagración por el Papa Pío XII
Oración
Novena
lunes, 14 de enero de 2008
Un mendigo de amor / Autor: Oscar Schmidt
Jesús se manifestó a muchas almas a través de los siglos, a partir de aquel día en que Sus amigos, discípulos, apóstoles y Su propia Madre presenciaron Su Ascensión al Reino. De este modo, El se presentó hace ya tiempo a Santa Margarita María de Alacoque, para que a través de ella recibamos la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Y se apareció a Santa Gertrudis para enseñarnos, entre muchas otras cosas, el misterio de las almas del Purgatorio y la necesidad de orar por ellas. Y también se manifestó a Santa Faustina Kowalska, para regalarnos esa maravilla que es la devoción al Jesús Misericordioso, al Jesús de la Misericordia. Esa hermosa imagen que ha llenado en pocos años las iglesias, los hogares y los corazones de tantos enamorados de Jesús.
Pero dentro de la historia de Sor Faustina, en aquella lejana y fría Polonia, me conmovió el relato sobre la aparición que sin dudas volcó el alma de aquella sencilla joven mujer hacia el Amor de los amores. Faustina asistía a un baile en Varsovia cuando sorprendida ve a Jesús parado frente a ella, vestido de mendigo, de pordiosero, todo de harapos. Su mirada era una llamada al corazón de la joven Faustina, eran los Ojos de un mendigo, un mendigo de amor. Faustina quedó conmovida por esa imagen que no olvidó por el resto de su vida, ya que la colocó como la receptora de un extremo y casi lastimoso pedido de amor realizado por el mismo Dios.
¡Un Mendigo de amor! Nuestro Dios, El que es Dueño y Creador de todo el universo, frente al que nuestra pequeña alma se torna minúscula e insignificante, se hace un pobre pordiosero para golpear las puertas de nuestro corazón y mendigarnos un poco de amor, una mirada, un pensamiento. ¿Tu crees que El no mendiga tu amor en este momento? A veces me imagino a Dios allí arriba mirando al mundo, a cada uno de nosotros, vivir nuestra vida al margen de El, sin siquiera considerarlo. Y sospecho que mira a cada alma, y espera, pacientemente, una mirada hacia El. Sus Ojos se llenan de lágrimas al ver que pasan los minutos, los días, los años, y Su llamado de amor sigue sin ser respondido.
Creo que nuestro Dios mendigo, enamorado perdidamente de nosotros, hace muchas cosas para atraer nuestra atención desde allí arriba. Se puede decir que literalmente lo intenta todo. Nos da alegrías y nos colma de bienes físicos y espirituales, para que lo reconozcamos y lo amemos. O nos llama con el dolor para ver si en ese punto de necesidad nos acordamos de El y pedimos Su intervención. O simplemente espera, y espera, mientras nuestra vida se derrocha en pequeñas miserias que no agregan nada a nuestra salud espiritual, sino todo lo contrario.
Mis amigos, ¿no se sienten incómodos de que tengamos tanta ceguera, que hemos forzado a nuestro Dios Amante a transformarse en un Mendigo de nuestro avaro amor? ¿Qué clase de hijos somos, de un Padre tan inmensamente tierno e insistente en volver a perdonarnos? ¿Qué clase de hermanos somos, de nuestro Jesús Adorable y Misericordioso? ¿Qué clase de agradecimiento tenemos por el Espíritu Divino, que no nos deja solos jamás, mientras le cerramos nuestro corazón una y otra vez? ¿Y que clase de hijos hacen llorar a su Madre con lágrimas de dolor, ante el abandono y la falta de obediencia a sus suaves mandatos?
Jesús, que me miras con lágrimas de dolor, que te abajas a lo más profundo de Tu Humanidad para acercarte a mi, para que reaccione ante Tu llamado. Con Tu rostro triste me invitas a darte una mirada, un pensamiento, una oración, una muestra de mi amor. Deseas que levante mis ojos en medio de este mar de rostros sin rostro, para que la Luz de Tu mirada me ilumine y cubra. Quiero darte mi amor para que sea como una gota de agua que apague, por un instante, esa sed infinita de amor que arde como una universal hoguera, allí en lo profundo de Tu Sagrado Corazón.
Yo quiero, simplemente, ser Tu amigo.
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Fuente: www.reinadelcielo.org
Pero dentro de la historia de Sor Faustina, en aquella lejana y fría Polonia, me conmovió el relato sobre la aparición que sin dudas volcó el alma de aquella sencilla joven mujer hacia el Amor de los amores. Faustina asistía a un baile en Varsovia cuando sorprendida ve a Jesús parado frente a ella, vestido de mendigo, de pordiosero, todo de harapos. Su mirada era una llamada al corazón de la joven Faustina, eran los Ojos de un mendigo, un mendigo de amor. Faustina quedó conmovida por esa imagen que no olvidó por el resto de su vida, ya que la colocó como la receptora de un extremo y casi lastimoso pedido de amor realizado por el mismo Dios.
¡Un Mendigo de amor! Nuestro Dios, El que es Dueño y Creador de todo el universo, frente al que nuestra pequeña alma se torna minúscula e insignificante, se hace un pobre pordiosero para golpear las puertas de nuestro corazón y mendigarnos un poco de amor, una mirada, un pensamiento. ¿Tu crees que El no mendiga tu amor en este momento? A veces me imagino a Dios allí arriba mirando al mundo, a cada uno de nosotros, vivir nuestra vida al margen de El, sin siquiera considerarlo. Y sospecho que mira a cada alma, y espera, pacientemente, una mirada hacia El. Sus Ojos se llenan de lágrimas al ver que pasan los minutos, los días, los años, y Su llamado de amor sigue sin ser respondido.
Creo que nuestro Dios mendigo, enamorado perdidamente de nosotros, hace muchas cosas para atraer nuestra atención desde allí arriba. Se puede decir que literalmente lo intenta todo. Nos da alegrías y nos colma de bienes físicos y espirituales, para que lo reconozcamos y lo amemos. O nos llama con el dolor para ver si en ese punto de necesidad nos acordamos de El y pedimos Su intervención. O simplemente espera, y espera, mientras nuestra vida se derrocha en pequeñas miserias que no agregan nada a nuestra salud espiritual, sino todo lo contrario.
Mis amigos, ¿no se sienten incómodos de que tengamos tanta ceguera, que hemos forzado a nuestro Dios Amante a transformarse en un Mendigo de nuestro avaro amor? ¿Qué clase de hijos somos, de un Padre tan inmensamente tierno e insistente en volver a perdonarnos? ¿Qué clase de hermanos somos, de nuestro Jesús Adorable y Misericordioso? ¿Qué clase de agradecimiento tenemos por el Espíritu Divino, que no nos deja solos jamás, mientras le cerramos nuestro corazón una y otra vez? ¿Y que clase de hijos hacen llorar a su Madre con lágrimas de dolor, ante el abandono y la falta de obediencia a sus suaves mandatos?
Jesús, que me miras con lágrimas de dolor, que te abajas a lo más profundo de Tu Humanidad para acercarte a mi, para que reaccione ante Tu llamado. Con Tu rostro triste me invitas a darte una mirada, un pensamiento, una oración, una muestra de mi amor. Deseas que levante mis ojos en medio de este mar de rostros sin rostro, para que la Luz de Tu mirada me ilumine y cubra. Quiero darte mi amor para que sea como una gota de agua que apague, por un instante, esa sed infinita de amor que arde como una universal hoguera, allí en lo profundo de Tu Sagrado Corazón.
Yo quiero, simplemente, ser Tu amigo.
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