* Inmaculada Álvarez y Salvatore: «La experiencia de las JMJ marcó fuertemente nuestra juventud. Nuestra experiencia existencial de Dios pasa por la vocación a la que nos sentimos llamados en ellas, que nos hizo capaces de un Sí generoso»
* Pilar y Daniel: «Yo era bastante loco, pero me dije que, si el Señor quería que fuera así, íbamos a mantenernos fieles»
* Amelia y Andreas: «Recordar cómo nos conocimos nos hace ver dónde está anclada nuestra relación»
* Olivier y Alexandra: «Desde el principio de nuestra relación, tenemos la suerte de rezar juntos a menudo, y esto nos ha dado mucha fuerza»
18 de agosto de 2011.-Las JMJ son una llamada a la santidad en todos los estados de vida. Por eso, no es de extrañar que, de ellas, no sólo surjan vocaciones consagradas, sino también al matrimonio. Y no sólo una llamada abstracta, o en teoría: las Jornadas han propiciado muchos encuentros que, antes o después, han acabado en boda. La intensidad con la que se viven esos días, ayuda; pero no lo es todo, ni lo esencial. Además, conocer al futuro esposo, o a la futura esposa, en una Jornada no es la única forma en la que una JMJ puede marcar a una joven familia. Cuatro matrimonios han explicado su testimonio a Alfa y Omega.
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