Lo que Charrlin esperaba en su interior fue ratificado por su médico tratante al regresar a Estados Unidos, donde se le practicó un examen de ultrasonido:
"Ella leyó los resultados y dijo: 'Gina, no hay tumores aquí'. Yo miré al computador y por primera vez en dos años no habían tumores. Mi esposo y yo caímos de rodillas. La doctora puso sus brazos alrededor mío, ella también lloraba. Dijo 'Gina, estás libre de cáncer'"
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