“Hasta que no me sentí del todo masculino, no me veía “lo suficientemente hombre” para una mujer. Conocí a un terapeuta con experiencia en la terapia reparativa y enseguida empecé el proceso con él. Trabajamos en mis inseguridades, en errores de percepción de mi masculinidad y del mundo masculino – comprendí el motivo de la atracción que sentía y que yo interpretaba como indicadores de que probablemente yo “había nacido gay”. Estos malentendidos me llevaron a obsesionarme con pensamientos homosexuales, forma de vida y cultura”
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