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viernes, 11 de abril de 2025

José Manuel y Mila, matrimonio con 7 hijos: «Nunca nos ha faltado nada, Dios siempre nos ha provisto, no se deja ganar en generosidad; no hemos perdido la vida por casarnos jóvenes y tener hijos, la hemos ganado»


José Manuel y Mila con sus 7 hijos / Foto: Revista Encuentros

* «No tiene sentido eso de ‘voy a probar a ver si funciona, Si realmente amas a alguien y lo tienes claro, entrégate por completo. No a medias, sin condiciones. Hoy en día todo se mide en términos de placer y comodidad. Pero la verdadera plenitud está en el sacrificio, en darse por los demás. Mira a la Madre Teresa de Calcuta, cómo estaba de desgastada y cuánto amaba. Amar es gastar la vida en algo que valga la pena. No tengas miedo a gastar tu vida en lo que realmente importa» 

Camino Católico.- En esta ocasión, traemos un bello y esperanzador testimonio de un matrimonio español, de Madrid. Ellos se llaman José Manuel y Mila y han tenido la valentía de exponer algunos aspectos de su vida, para compartir con el mundo la alegría del sacramento del matrimonio.

Cuando se casaron, tenían 20 y 19 años respectivamente. En una sociedad donde el compromiso se posterga cada vez más y la estabilidad parece una meta lejana, su decisión parecía una auténtica locura. 

Hoy, once años después, con siete hijos y una vida compartida cimentada en Jesucristo y su Iglesia, el amor y la entrega, su historia es un testimonio del que estamos seguros va a ayudar a muchas personas a confiar más en Dios .

Amor sin pruebas, entrega sin reservas 

Algo que muchos no entienden, es cómo pudieron casarse tan jóvenes, sin haber "probado" otras opciones de vida. Uno de nuestros protagonistas, José Manuel, recuerda las preguntas que le hacían en su entorno: “Pero, ¿estás seguro? ¿Cómo sabes que es la mujer de tu vida si no has estado con otras?”. 

Su respuesta fue siempre clara: “No necesito probar a todas las mujeres del mundo para saber que ella es la que Dios ha puesto en mi camino”, explica a la Revista Encuentros

Su noviazgo, que duró cuatro años, fue un tiempo de conocimiento profundo, de conversaciones interminables y, sobre todo, de construir un amor cimentado en la fe. Ambos recuerdan con cariño esa etapa en la que pronto descubrieron sus diferencias. “Pensábamos igual en muchas cosas, pero luego te das cuenta de que somos totalmente distintos”, confiesa Mila entre risas.

Sin embargo, la clave para ellos no estaba en la compatibilidad perfecta, sino en el compromiso de amarse y respetarse en sus diferencias. 

Durante el noviazgo tomaron la decisión de vivir la castidad, para poder entregarse completamente el uno al otro en el matrimonio. “No tiene sentido eso de ‘voy a probar a ver si funciona”, señala José Manuel. “Si realmente amas a alguien y lo tienes claro, entrégate por completo. No a medias, sin condiciones”.

6 de los hijos de José Manuel y Mila / Foto: Revista Encuentros

Compromiso, lo que el mundo necesita

Hoy en día, muchas parejas se asustan del compromiso, de cualquier tipo, pero especialmente el de para toda la vida, lo ven como una pérdida de libertad.

Para José y Mila, sin embargo, ha sido todo lo contrario: “Lo bonito es decidirte por alguien y entregarte sin reservas. Eso es la verdadera libertad”.

Para ellos, la clave está en entender que el amor no es solo un sentimiento pasajero, sino una decisión diaria. Y eso lo ven en su entorno. “Muchos amigos nuestros siguen con sus parejas de siempre, pero no terminan de dar el paso porque tienen miedo. Y ese miedo les impide crecer”.

La cultura del ya habrá tiempo y del no estoy preparado, los mantiene en una especie de limbo emocional. “Nadie está preparado del todo”, dice Mila con una sonrisa. “Pero la vida no se trata de esperar a estar listo, sino de lanzarse con confianza”.

¡Ya tienen 7 hijos!

Quizá lo más llamativo de su historia es su apertura a la vida. Siete hijos en once años pueden parecer un desafío inabarcable para muchos.

Pero es que, para ellos cada hijo ha sido un regalo. “Yo siempre quise tener varios, pero una cosa es la teoría y otra la práctica”, admite. Mila entre risas. “Cuando llegan, la familia entera se adapta”.

En un mundo donde tener hijos es visto como un sacrificio que impide la realización personal, este joven matrimonio defiende todo lo contrario: “Nosotros no hemos perdido la vida por casarnos jóvenes y tener hijos, la hemos ganado”, dice José. “No nos hemos quedado sin viajar ni sin vivir experiencias. Porque este es el mejor viaje que hay”. 

A lo largo de los años han recibido miradas de asombro e incluso de crítica. “Cuando teníamos cuatro hijos, alguien me dijo: “¿Pero además estás casado?” como si fuera algo aún más raro”, cuenta José Manuel.

Pero más allá de las opiniones ajenas, ellos tienen claro que lo que han construido tiene un valor incalculable.

José Manuel y Mila con 6 de sus hijos / Foto: Revista Encuentros

Pongamos toda nuestra confianza en Dios 

Uno de los grandes frenos a la familia hoy en día es el factor económico. “No voy a tener hijos hasta que tenga estabilidad, dos trabajos, una casa pagada, un coche y un iWatch”, ironiza José. Pero en su experiencia, la seguridad no llega antes de lanzarse, sino después: “Desde los 20 años hasta ahora nunca nos ha faltado nada. Dios siempre nos ha provisto”. 

Han vivido tiempos de incertidumbre, con trabajos inestables y periodos de formación, pero siempre con la certeza de que Dios les ha sostenido. “Si uno espera a tenerlo todo asegurado, nunca se lanza. Dios no se deja ganar en generosidad”, explica Mila. 

Escuela de amor y entrega diaria 

El matrimonio y la paternidad han sido para ellos una escuela de amor y sacrificio. “Yo antes era mucho más egoísta”, confiesa José Manuel. “Pero el día a día te va moldeando. Aprendes a salir de ti mismo y a amar de verdad. Y cuando tienes muchos hijos, no te queda otra que darte a tu familia”. 

Mila, que actualmente trabaja, estudia y cuida de sus hijos, ve en José Manuel un apoyo fundamental. “Si yo puedo estudiar y opositar es porque él está ahí, cuidando de los niños, animándome. El amor es pensar en el otro antes que en uno mismo”. 

Ambos coinciden en que el amor verdadero se demuestra con hechos, no con palabras. “Obras son amores y no buenas razones. No basta con decir ‘te quiero’, hay que demostrarlo con actos concretos cada día”, dice José. 

El secreto de la felicidad: vivir para darse 

Para esta familia, la clave de la felicidad no está en acumular experiencias individuales, sino en vivir para los demás. “Hoy en día todo se mide en términos de placer y comodidad. Pero la verdadera plenitud está en el sacrificio, en darse por los demás”, afirma José. “Mira a la Madre Teresa de Calcuta, cómo estaba de desgastada y cuánto amaba. Amar es gastar la vida en algo que valga la pena”. 

Ponen una imagen como ejemplo de lo que es arriesgarse a vivir en entrega. La vida es como un coche nuevo. Puedes dejarlo aparcado en el garaje para que no se raye, o sacarlo a la carretera y disfrutar el viaje. Y concluyen con una invitación clara: “No tengas miedo a gastar tu vida en lo que realmente importa”.

En un mundo que huye del compromiso y busca seguridad antes que entrega, José Manuel y Mila son un recordatorio vivo de que la verdadera felicidad no se encuentra en evitar el sacrificio, sino en abrazarlo con amor.

domingo, 9 de febrero de 2025

Martina Sua, azafata, rescatada por las oraciones de su madre de relaciones tóxicas, pensamientos suicidas y de la lujuria: «Tuve un encuentro con Dios en un retiro, hice una confesión de vida y opté por la castidad»


Martina Sua con una imagen de la Virgen María, con la afrontó la batalla espiritual para vencer su pecado de lujuria  y optar por la castidad

* «Se volvió una batalla espiritual. Un día, antes de que sucediera, escuché una voz que me invitaba a rezar el rosario, a sobreponerme y salir adelante, a dar la batalla. Y al hacerlo empecé a notar que la situación mejoraba, no solo en el plano de la castidad sino en otros muchos aspectos… Ese día, mi madre me dijo que se arrodilló y empezó a clamar a Dios, convencida de que no había nada que hacer por mí, que ya había elegido mi vida. Pero para ti no hay nada imposible, y te pido que la saques. No sé como lo vas a hacer, pero te pido que me ayudes con mi hija. Que pase algo»

Vídeo de El Rosario de las 11 PM en el que Martina Sua cuenta su testimonio

Camino Católico.-   A sus 32 años, Martina Sua, colombiana radicada en Bogotá, conoce bien el poder que puede llegar a tener la oración de una madre al pedir por sus hijos, puesto que fue rescatada por Cristo fruto de las plegarias de su progenitora, después de vivir en promiscuidad continuada, en relaciones distintas, algunas tóxicas, depresión y pensamientos suicidas. Hoy, se ha confirmado, vive en castidad y ha concluido su consagración a  Jesús por la Virgen María. Cuenta su testimonio en el canal  El Rosario de las 11 PM.

Criada por una madre católica y un padre agnóstico unidos en matrimonio civil, explica que tenía solo dos años cuando sufrió la traumática separación de sus padres. Aunque fue bautizada y recibió la comunión, recuerda que su formación espiritual provino especialmente de su familia materna y de su colegio llevado por religiosas.


Aunque sus padres retomaron la relación una década después, Martina nunca pudo tener una estabilidad emocional total. Sus padres volvieron a entrar en una fuerte crisis de la que no pudieron recuperarse.


Acogida junto a su madre por su abuela en Bogotá, volvió a acusar la falta de un padre en su vida, al que veía dos veces al año. Aquella ausencia le provocó unas heridas de afecto, seguridad y autoestima que comenzaron a aflorar a los 15 años, agravadas por un acoso escolar que la joven no parecía poder enfrentar.


Buscando tapar los vacíos


Una vez graduada, Martina pareció encontrar en sus nuevas amistades la seguridad que le faltó durante años.

“En cierta manera me incitaban a tener novio. No haber tenido relaciones en ese momento, a los 16 o 17 años, estaba mal visto, así que empecé a abrirme a esa mentalidad”, recuerda.


Paralelamente, Martina decidió dar rienda suelta a su incipiente sueño de viajar y se matriculó en los estudios de Auxiliar de vuelo en la Escuela de Aviación de Bogotá, donde el ambiente de fiesta, beber y las relaciones era sensiblemente “más pesado”.


“Así empecé a buscar novio y estar con un hombre, con otro… Desafortunadamente no se me daba una relación tampoco a nivel estable”, lamenta.


Concluidos sus estudios, comenzó a trabajar en una aerolínea colombiana en el aeropuerto El Dorado, acuciada por la necesidad de colaborar económicamente con el hogar, a lo que una relación estable también contribuiría.


“Lo que veía era algo muy superficial, muchas cirugías estéticas, homosexualismo y lujuria, adulterio y fornicación. Eso es lo que se veía en el ambiente de la aviación. Mientras, sentía que me volvía muy superficial, mi objetivo ya no era solo trabajar en una de las mejores aerolíneas, sino tener cosas materiales, llegar a ser una auxiliar de vuelo exitosa y estar con un hombre u otro”, admite.



"Escuché una voz que me invitaba a rezar el rosario, a sobreponerme y salir adelante, a dar la batalla", cuenta Martina Sua, confirmándose en la imagen


Sin Dios y apegada al dolor: "No pudiera soltarlo"


Recuerda que entonces ya estaba “totalmente alejada de Dios” y, aunque podía comprarlo todo y tenerlo todo, se sorprendía cuando de repente empezaba a llorar, invadida por el vacío, sin saber qué le faltaba a su vida.


Finalmente cumplió su sueño cuando fue seleccionada entre 40 tripulantes de cabina, azafatas y auxiliares en una gran aerolínea internacional. Durante el proceso se sometió a largas jornadas de preparación física durante meses. También comenzó una relación con uno de sus compañeros. Parecía tener todo lo que siempre había soñado, pero pronto vio que no era como esperaba.


“La relación empezó a ser cada vez más tóxica, con muchos tintes de posesividad. Empecé a sufrir maltrato psicológico, quería que fuese como él, empecé a recibir comentarios respecto a mi cuerpo que impactaron en mi autoestima y se convirtió en una relación muy tóxica”, recuerda Martina. Especialmente en lo referido a la lujuria. “El problema que tienes cuando empiezas a explorar ese tipo de cosas es que cierto tipo de práctica ya no es suficiente, sino que buscas otra y otra y otra, y eso también hacía que yo me apegara mucho a él, que no pudiera soltarlo”.



Martina Sua tuvo un encuentro con Cristo en un retiro


Abriendo su mentalidad a la píldora: "Era inofensiva"


Superados todos los filtros, Martina y su novio fueron definitivamente seleccionados para comenzar los viajes como miembros de la tripulación.


Sin que ella lo supiese, su madre rezaba cada día por el regreso a la fe de su hija, mientras ella rechazaba todas sus advertencias sobre una relación, a sus ojos, cada vez más preocupante.


Pronto llegó lo que Martina llamaba “planificación” de los embarazos con la píldora del día después, convencida entonces de que esta era “inofensiva” y de que un embarazo suponía “tener un cuerpo extraño en tu cuerpo”, lo que “impedía el proceso normal que tienen todas las mujeres”.


Los consejos de su madre no eran para ella más que palabras “pasadas de moda”, desvinculadas por completo de su vida. Especialmente desde que le fue comunicada la selección y su destino en Turquía.



"Tocando el cielo"


Entonces, dice, “fue como tocar el cielo con las manos, lo que tanto quería y para lo que tanto había estudiado, trabajar en el exterior, conocer nuevas culturas y vestir a la moda y con las mejores marcas, con el novio que también había querido. Cuarenta colombianos fuimos seleccionados, fue todo un acontecimiento, con cobertura en medios de comunicación que me entrevistaban”.


Su vida aparentemente perfecta no tardó en tambalearse cuando sin motivo aparente empezaron a devolver a Colombia a algunos de los seleccionados. “No pasaron el examen médico”, se escuchaba. Finalmente recibió una llamada comunicándole que tenía que volver a su país natal. “No has superado el examen”, le dijeron.


No podía entenderlo, especialmente cuando ella tenía licencia de vuelo y en ningún momento le habían comunicado que fuese un impedimento para su labor. Resignada, la joven regresó de inmediato a su país, dejando en Turquía toda la vida que había construido: su novio, su experiencia, el trabajo de sus sueños y un alto ritmo y nivel de vida.



Martina Sua, en uno de sus viajes al Vaticano


Con pensamientos suicidas, fue a un retiro


“Entré en depresión. Me atormentaba pensar lo mucho que había estudiado y trabajado para ser auxiliar de vuelo y que justo cuando se me da, me hacen volver. Llegué a tener pensamientos suicidas, no quería vivir más si no era para estar en la aerolínea”, recuerda.


Con una fe abandonada desde hacía años, entonces reclamó a Dios una respuesta. Pero poco después, durante la pandemia, consiguió un trabajo en una agencia de estudios, distinto al que siempre había soñado y que, sin saber cómo, le abrió los ojos a la fe. Hasta el punto de que su jefa le invitó a un retiro espiritual de Lazos de Amor Mariano.


“Tuve un encuentro con Dios maravilloso. Pude hacer una confesión de vida. Era tan bonito que quería estar en gracia para siempre, pero para eso tenía que hacer unas renuncias, especialmente a la lujuria, el pecado predominante en mi vida. Si quiero tener esta vida contigo, tengo que renunciar a la que he tenido durante diez años”, pensaba. Sin saber cómo hacerlo, la respuesta llegó a través de una misionera ese mismo día. 


“¿Por qué no haces un voto de castidad?”, le propuso.

Martina aceptó el reto, saliendo del retiro con un compromiso que mantiene tres años después y que no ha estado exento de dificultades.


“Se volvió una batalla espiritual. Un día, antes de que sucediera, escuché una voz que me invitaba a rezar el rosario, a sobreponerme y salir adelante, a dar la batalla. Y al hacerlo empecé a notar que la situación mejoraba, no solo en el plano de la castidad sino en otros muchos aspectos”, remarca.




Martina Sua, en Medjugorje


Su mensaje a las madres: la suya lo cambió todo


Pero pasados los años, Martina seguía sin comprender cómo su vida terminó tan lejos de la carrera a la que se había consagrado. Hasta que un día, habiendo retomado la práctica de los sacramentos, su madre reconoció haber estado rezando durante años por que terminase aquella vida. Especialmente el día antes de que volviese a Colombia.


“Ese día, mi madre me dijo que se arrodilló y empezó a clamar a Dios, convencida de que no había nada que hacer por mí, que ya había elegido mi vida. Pero para ti no hay nada imposible, y te pido que la saques. No sé como lo vas a hacer, pero te pido que me ayudes con mi hija. Que pase algo”: esa fue la oración de su madre el día antes de que la empresa le comunicase a Martina su regreso a Colombia. Prácticamente en el mismo momento, Martina llamó a su madre, confesando que no podía mantener por más tiempo aquella relación tóxica con su novio.


“La oración de las madres es muy muy poderosa. Seguid rezando mucho por vuestros hijos, estén en proceso o no de conversión, rezad siempre por ellos. El Señor es maravilloso”, concluye. Hoy, Martina ha concluido su consagración a Jesús por María, se ha confirmado y comparte el poder de la oración a través de su propia vida.

lunes, 24 de junio de 2024

Jason Evert: «Oración y castidad para superar la adicción a la pornografía. Recibe la Eucaristía y pasa tiempo ante el Santísimo, para comenzar a sanar esos recuerdos»


* «El hombre que se ha entregado a tanta pornografía, es casi como si tuviera estos ‘lentes porno’. Ni siquiera puede mirar a la mujer, excepto a través del lente de la lujuria. La castidad es la virtud de la pureza de mi corazón, de mi palabra, de mis ojos, de mi intención, de mi vestimenta, de mi conducta, de toda mi persona. Y el corazón de una mujer puede notar la diferencia. Por eso la curación es necesaria. Deleitamos nuestros ojos con la lujuria con la pornografía, pero lo que nuestros ojos realmente necesitan es contemplar el Cuerpo de Cristo. Rocía tu habitación con agua bendita, lleva una medalla milagrosa, un crucifijo, lleva un Rosario en el bolsillo. Reza. Esto es lo que deberíamos estar haciendo. Lo básico»

La entrevista a Jason Evert de ACI Prensa EWTN

 Camino Católico.- El reconocido autor y conferencista católico estadounidense Jason Evert explica que el único antídoto en contra de la epidemia mundial de adicción a la pornografía es la oración y la castidad, que “te libera para amar y te libera para saber si estás siendo amado auténticamente” y recurrir constantemente a los sacramentos. Recibir la Eucaristía, asegura, es “el mayor antídoto” ante la adicción, porque de allí provienen todas las gracias necesarias para afrontar “este largo viaje”. “Pasa tiempo ante el Santísimo Sacramento, porque deleitamos nuestros ojos con la lujuria con la pornografía, pero lo que nuestros ojos realmente necesitan es contemplar el Cuerpo de Cristo, para comenzar a sanar esos recuerdos”, enfatiza.

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sábado, 6 de mayo de 2023

La belleza de vivir el noviazgo en castidad / Por Ángela Coffey


 Camino Católico.- Ángela Coffey, laica casada y madre de 4 hijos, del canal de YouTube @Marian Motherhood adherido a @Camino Católico, explica la belleza de vivir el noviazgo en castidad. Hay dos maneras de vivir un noviazgo: Teniendo relaciones sexuales o viviendo en castidad. ¿Por qué vivirlo en castidad es la mejor opción? ¿Cuál es el objetivo final del sexo?


martes, 8 de marzo de 2022

Mauricio Sampietro conoció a Dios al hacer la comunión, pero los libros de su abuelo masón lo hicieron ateo hasta que se confesó


Camino Católico.-
 Mauricio Sampietro nació en Uruguay. Su Primera Comunión supuso una fuerte experiencia de Dios, pero los libros de la biblioteca de su abuelo masón lo fueron introduciendo en el ateísmo. Tras asistir a una ordenación sacerdotal, termina en el confesionario. Lo cuenta en una entrevista en el programa de testimonios «Cambio de Agujas» de H.M. Televisión.



martes, 21 de septiembre de 2021

Peter, de 37 años, ante Papa Francisco: «En una peregrinación recibimos el don de Dios de la castidad hasta nuestro matrimonio»

Camino Católico.- La tarde del martes, 14 de septiembre, el Santo Padre se ha  encontrado con 25.000 Jóvenes de Eslovaquia, en el Estadio Lokomotiva de Košice. Antes del discurso del Papa Francisco, Peter, de 37 años, se conmovió cuando empezó a contar que tras una peregrinación apostó por vivir la castidad durante el noviazgo… “Comenzamos a percibir el don de Dios de la castidad con ojos totalmente nuevos. Ambos estábamos heridos de relaciones anteriores y no queríamos repetir los mismos errores. Redescubrimos y comprendimos el valor de la castidad en nuestra relación y la mantuvimos hasta nuestro matrimonio”. Ahora está casado con Zuzka, de tres años y tienen tres hijas: Sofía, de 9 años, Lucia, de 7, y Mariana, con 4 y esperan que nazca un bebé de inmediato.

Peter preguntó al Papa “¿cómo debemos animar a los jóvenes a creer en el valor del amor casto?”. Francisco le respondió en su discurso:  «Hoy, la verdadera originalidad, la verdadera revolución es rebelarse contra la cultura de lo provisional, es ir más allá del instinto y del instante, es amar para toda la vida y con todo nuestro ser. Soñad sin miedo con formar una familia, tener hijos y educarlos, pasar la vida compartiendo todo con otra persona, sin avergonzarse de las propias fragilidades, porque está él o ella, que los acoge y los ama, que te ama así como eres». En el video de Vatican News se visualiza y escucha el testimonio de Peter ante el Papa.

martes, 14 de septiembre de 2021

Papa Francisco a jóvenes en Eslovaquia, 14-9-2021: «La revolución es rebelarse y amar para toda la vida a otra persona, formar una familia, procrear y educar a unos hijos»


* «Hoy se corre el peligro de crecer desarraigados, porque tendemos a correr, a hacerlo todo de prisa. Lo que vemos en internet nos puede llegar rápidamente a casa, basta un clic y personas y cosas aparecen en la pantalla. Y luego resulta que se vuelven más familiares que los rostros de quienes nos han engendrado. Llenos de mensajes virtuales, corremos el riesgo de perder las raíces reales. Desconectarnos de la vida, fantasear en el vacío no hace bien, es una tentación del maligno. Dios nos quiere bien plantados en la tierra, conectados a la vida, nunca cerrados sino siempre abiertos a todos. Enraizados y abiertos. ¿Habéis comprendido? Enraizados y abiertos»

Video completo de Vatican News del discurso del Papa traducida al español

* «Si yo les pregunto: “¿En qué piensan cuando van a confesarse?”, no, no lo digáis en voz alta. “¿En qué piensan cuando van a confesarse? Estoy casi seguro de la respuesta: “En los pecados”. Pero —les pregunto—, ¿los pecados son verdaderamente el centro de la confesión? ¿Dios quiere que te acerques a Él pensando en ti, en tus pecados, o pensando en Él? ¿Qué es lo que quiere Dios? ¡En Él! ¿Cuál es el centro, los pecados o el Padre que perdona todo? ¡El Padre! No vamos a confesarnos como unos castigados que deben humillarse, sino como hijos que corren a recibir el abrazo del Padre. Y el Padre nos levanta en cada situación, nos perdona cada pecado. Escuchad bien esto: ¡Dios perdona siempre! ¿Habéis comprendido? ¡Dios perdona siempre! Les doy un pequeño consejo: después de cada confesión, quédense un momento recordando el perdón que han recibido. Atesoren esa paz en el corazón, esa libertad que sienten dentro. No los pecados, que no están más, sino el perdón que Dios les ha regalado. La caricia de Dios Padre»

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