“No depende de nosotros ser fuertes o débiles, guapos o menos guapos, ricos o pobres, inteligentes o menos inteligentes; depende sin embargo de nosotros ser honestos o deshonestos, buenos o malos, santos o pecadores. Tenía razón el músico Gounod, un genio, cuando decía que “una gota de santidad vale más que un océano de genio”
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