“Descubrí que Dios nos quiere incluso cuando nos odiamos a nosotros mismos. Descubrí que si dejaba actuar a Dios, mis errores podían ayudar a otros. Eso fue un giro copernicano para mí… No se trataba de ser cada vez más autoexigente, como pensaba antes, sino de tratarle como un hijo a un padre que le ama con locura. No era cuestión de hacer muchas cosas sino de aprender a amarle y dejarse amar por Él”
jueves, 24 de diciembre de 2015
Kestutis Dvareckas era cura, se drogaba y planeaba con detalle su suicidio; hoy ayuda a jóvenes en desintoxicación
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