«Gracias Señor por ser el único y eterno sacerdote. Gracias por todos los ministros ordenados: indignos, pero elegidos por Ti. Gracias, Señor, por mis hermanos sacerdotes, por su abnegación y sus desvelos. Gracias, porque al alimentarnos de Ti y en Tipodemos vivir el Amor fraterno y mirarnos los unos a los otros con tus ojos llenos de ternura y compasión. Gracias por tanta gracia en un solo día»
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