«Nada más sentí que me solté. Y cuando me solté, sentí un aire suave, como si alguien me hubiera soplado en la cara. De ahí no recuerdo nada más. No recuerdo estar cayendo ni haber caído. Todos estaban sorprendidos, hasta los doctores, de que no tuviera huesos fracturados o lesiones serias. Me dijeron que había sido un milagro que nada me hubiera pasado desde esa altura. Dios todavía no me quería allá [en el Cielo] porque aún no termino mi misión aquí en la tierra. Me pone triste el pensar que dos trabajadores no pudieron escapar. Ellos y sus familias van a estar en mis oraciones. Estoy muy agradecido por esta nueva oportunidad que Dios me ha dado. Uno siempre predica a un Dios vivo y yo lo pude comprobar. No es algo que pasó solo hace 2,000 años. Yo lo comprobé y muchos otros lo han comprobado también»
jueves, 22 de marzo de 2018
Elías Venegas, el hombre del «milagro» en el incendio de Denver, es catequista y reza por sus dos compañeros muertos: «Siento que Dios estaba ahí y que actuó»
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