* «Estaba en mi cama, en coma, cuando vi en mi sueño, al principio, siete monstruos que llevaban antorchas y daban vueltas en círculo a mi alrededor. Intentaban ponerme en un ataúd con forma de L, que habían clavado antes de meterlo en una tumba. Entonces, una hermosa Dama de blanco, que creí que era la Madre de Dios, apareció de la nada, y dijo suavemente: ‘Te ayudaré; tan solo di esta oración tres veces: ‘Panginoon Hesu Kristo, iligtas mo ako’ (“Señor Jesucristo, sálvame”). Y entonces me desperté»
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