* «Era la primera vez que acudía a Jesucristo. Le dije: ‘Señor, si tú eres el Dios del que siempre oí, ayúdame, muéstrame cuál es el propósito de mi vida, para qué me creaste’. Mi vida cambió en una dirección que me permitía conocerle personalmente, no sólo saber cosas de Él a través de mi madre como cuando yo era una muchacha que crecía. El mundo no se redimirá sin Jesucristo, con esfuerzo meramente humano puedes hacer poca cosa, sin la Gracia de Dios no avanzas. Estoy lista para hacer la voluntad de Dios, sea la que sea»
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