* «El cambio radical manifestado por María debe suceder ante todo en la intimidad de quien repite el Magníficat y ora con él. Dios —dice María— dispersó a los soberbios «en su propio corazón». De golpe, el discurso es trasladado de afuera hacia dentro; de las discusiones teológicas en las que todos tienen razón, a los pensamientos del corazón, en donde todos nos equivocamos. El hombre que vive «para sí mismo», cuyo Dios no es el Señor, sino el propio «yo», es un hombre que se ha construido un trono y se sienta en él dictando leyes a los demás. Ahora bien, Dios —dice María— derriba a éstos de sus tronos; pone en evidencia su novedad e injusticia. Existe un mundo interior, hecho de pensamientos, voluntad, deseos y pasiones, del cual —dice Santiago— provienen las guerras y las contiendas, las injusticias y los abusos que hay entre nosotros (cf. Sant 4,1) y hasta que nadie empiece a sanear esta raíz, nada cambiará verdaderamente en el mundo, y si algo cambia es para reproducir, en breve, la misma situación anterior»
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jueves, 19 de diciembre de 2019
2ª predicación de Adviento del padre Cantalamessa al Papa: «María proclama la bienaventuranza de los humildes y pobres, ella misma está entre ellos: se debe predicar y practicar»
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