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Bienvenido a Escuchar y a Dar

Este blog, no pretende ser un diario de sus autores. Deseamos que sea algo vivo y comunitario. Queremos mostrar cómo Dios alimenta y hace crecer su Reino en todo el mundo.

Aquí encontrarás textos de todo tipo de sensibilidades y movimientos de la Iglesia Católica. Tampoco estamos cerrados a compartir la creencia en el Dios único Creador de forma ecuménica. Más que debatir y polemizar queremos Escuchar la voluntad de Dios y Dar a los demás, sabiendo que todos formamos un sólo cuerpo.

La evangelización debe estar centrada en impulsar a las personas a tener una experiencia real del Amor de Dios. Por eso pedimos a cualquiera que visite esta página haga propuestas de textos, testimonios, actos, webs, blogs... Mientras todo esté hecho en el respeto del Amor del Evangelio y la comunión que siempre suscita el Espíritu Santo, todo será públicado. Podéís usar los comentarios pero para aparecer como texto central enviad vuestras propuestas al correo electrónico:

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Página web de Escuchar la Voz del Señor

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lunes, 30 de diciembre de 2019

Jacques Philippe, sacerdote, habla de cómo vivir la Navidad: «Dios desea visitarnos en nuestras heridas, miedos, pobrezas…»

* «Creo que es importante estar atentos a los demás y que nuestra forma de festejar no sea una ofensa para ellos sino, al contrario, intentar que todo el mundo pueda celebrar. Intentar encontrarse con otros. Y, sobre todo, ir a lo esencial, a esa dimensión de oración y de acoger en nuestros brazos y en nuestro corazón la ternura de Cristo, que quiere compartir nuestra vida, sanar nuestras heridas, consolar nuestra soledad. El Niño Jesús es toda la ternura de Dios, que nos dice: “Aquí estoy, no para juzgaros ni condenaros, sino para amaros con dulzura, con sencillez y desde la humildad”»


Foto: Bespoke23

* «En el momento en que Cristo es el Señor y le seguimos con confianza; ahí entramos en la realidad profunda, en la profundidad del amor. Cuando uno quiere saborear la profundidad de ese amor hay que entender que el amor es donar la vida. Y eso es lo que más cuesta aceptar. En la Navidad hay un misterio de humildad, de pequeñez, de abajamiento; pero en absoluto de sumisión, porque la razón profunda es el amor infinito de Dios, que es todopoderoso pero se hace pequeño por amor; no para arrasarnos sino, al revés, para hacernos libres. Y esto nos ayuda a entender la verdadera magnitud de la humildad. No es el poder lo que realiza la verdadera grandeza del hombre, sino el ser capaz de amar como Él ama, de hacerse pequeñito por amor ante el otro. No para aplastarlo, no para que uno se desprecie a sí mismo, sino para darle todo el amor que pueda. Un amor que no es dominar, no es poseer, sino acoger y estar cerca del otro; y eso supone la humildad»
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