* «Explicar a los esposos que la perfección del cristianismo no está en el número de hijos que se traen el mundo es tan arduo como explicarles que los métodos naturales no son una técnica católica para no tener hijos, sino un ejercicio de amor en la recíproca fidelidad que, en una razonable apertura a la vida, deja a Dios la última palabra. Un día una pareja criticó el uso de la razón y la continencia responsable como si fuera un pecado, y me dijeron que ellos acogerían a todos los hijos que Dios les mandara. Es justo, respondí, pero antes o después todos hacen cuentas con la castidad, que no es un ejercicio improvisado. He conocido parejas destruidas después de tres o cuatro embarazos seguidos, lo que causó una crisis con su sexualidad y su amor. Castidad es una palabra anticuada. Los jóvenes y los menos jóvenes no suelen tener experiencia de ella, por lo que se considera invivible. Y por lo tanto no se habla de ello. En cambio es la palabra clave, profética en esta sociedad decadente hecha de lodo y sangre. Es la falta de castidad la que lleva a la infidelidad y a la ruptura de las familias. Y es la falta de castidad la que ha llevado a los sacerdotes a desfigurar el rostro de la Iglesia»
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viernes, 13 de diciembre de 2019
Flora Gualdani ha salvado a miles de niños, hijos de prostitutas, desheredados, y perdedores que nadie podía cuidar y aboga por la castidad, «palabra clave, profética»
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