* El padre Raffaele da Sant’Elia a Pianisi, que vivió treinta y cinco años en san Giovanni Rotondo, ocupando la celda frente a la que, durante un tiempo, fue la del Padre Pío, la número 5. El hermano nos dice: «Me levanté para ir a la iglesia para la misa de medianoche de la Navidad de 1924. El pasillo estaba sumergido en la oscuridad, roto solamente por la pequeña llama de una pequeña lámpara de aceite. En esa penumbra vi que el padre Pío también estaba bajando a la iglesia. Había salido de su celda y caminaba con pasos lentos. Me di cuenta de que estaba envuelto en un halo de luz. Me vi mejor y vi que tenía al Niño Jesús en sus brazos. Me quedé petrificado a la puerta de mi celda. Me arrodillé. El padre Pío pasó a mi lado radiante y ni siquiera se dio cuenta de mi presencia»
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