* «Cuando las cosas van bien siempre existe la tentación de no rezar. Puede parecer que Dios no es necesario y que todo estará bien sin Él. Es el beneficio de tener cruces en nuestra vida: recibimos la gracia de ver que no estamos bien por nuestra cuenta. Necesitamos la ayuda de Dios para vivir bien y estar verdaderamente en paz. La oración no se trata solo de pedir cosas, por útiles que puedan ser, sino también de agradecer y alabar a Dios. A veces puede ser más fácil dar las gracias o alabar a un ser humano, pero Dios es digno de todo agradecimiento y alabanza, por lo que debemos reconocerlo en consecuencia»
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