* «La oración no es una opción, es una necesidad. Cada vez que rezo siento paz interior, me siento bien conmigo mismo. Eso antes lo tenía infravalorado, pero lo veo cada vez más importante: sentir paz interior. Parece sencillo decirlo, pero no tanto tenerla. La recomendaría a todos precisamente por eso, porque te da paz. Porque permite descubrirte. Porque te da la oportunidad de ser mejor. Porque en la oración no hay dobleces, ni interpretaciones, ni lecturas, ni dejas nada en el tintero. En la oración te desnudas ante ti y ante Dios. Y ahí ves todas tus debilidades, pero también todas tus oportunidades. La oración es el alimento del alma. Y a veces no nos damos cuenta de que el alma también hay que cuidarla y alimentarla»
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