* «A Dios le hablo siempre como a un padre… Yo le tengo una devoción enorme al Espíritu Santo y le rezo muchísimo. Mi padre me lo decía. ‘Tú reza al Espíritu Santo, que es el que lleva todos los asuntos complicados’. Y así lo veo como en una organización empresarial sería el secretario general. Me explico: el presidente es Dios; el CEO, o sea, el Consejero Delegado, es Cristo. Ambos intentando que la empresa siga avanzando. Pero el Espíritu Santo es aquel que se encarga de que funcione la luz, de que haya gas, de que esté la logística a punto, de que haya cocina donde se coma. Si se me permite casi la broma, creo que se entiende. Yo soy muy del Espíritu Santo. Para mí es la clave, es el que nos ilumina y nos va marcando el camino. A él le digo ‘Espíritu Santo, dame elocuencia, dame capacidad de visualizar, dame capacidad de transmitir, de trabajar, de no rendirme…’ Él nos lo da todos los días»
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