* «Podemos amar al Padre con el amor con que el Hijo lo ama y podemos amar a Jesús con el amor con que el Padre lo ama. Todo, gracias al Espíritu Santo que es ese mismo amor. Pues, ¿qué, le damos a Dios de lo nuestro, cuando le decimos: “¡Te amo!”. ¡Nada más que el amor que recibimos de él!»
* «Podemos, en la oración, decir a Dios Padre: ‘¡Padre, te amo con el amor con que te ama tu Hijo Jesús!’ Y decirle a Jesús: ‘Jesús, te amo con el amor con que te ama tu Padre celestial’. ¡Y saber con certeza que no es una ilusión!»
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