* «Jesús, en un momento de la adoración, me hizo ver que estaba realmente presente en la eucaristía, que estaba pasando delante de mí. Y de repente, todo el miedo que tenía de que el Señor me iba a quitar algo desapareció. De primeras, a mis padres, cuando les dije que iba a dejar la carrera de Medicina para entrar en el Seminario, les costó más. Y al final, me dijeron: ‘si es lo que Dios quiere y estás feliz, a por ello’. Mi lema sacerdotal es ‘Cuando soy débil, entonces soy fuerte’. Si confío en Él, Él me sacará de todas. Cuando uno dice que sí a Dios, el Señor entra hasta el fondo no solo de la vida personal, sino de la vida de toda la familia»
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