* «Desde pequeña siempre tuve fe, acudía a Dios o rezaba a pesar de no estar bautizada. Yo toda la vida creí y recé a mi manera porque nunca tuve una formación religiosa, ni en el colegio porque tampoco estudié la asignatura de Religión. Hará siete años empecé a darle vueltas, pero no sabía por dónde tirar ni a quién dirigirme. Un día, en una cena de empresa, lo hablé con un compañero del trabajo que tuvo una conversión muy fuerte y yo vi el cambio en él. Lo conocía de antes, y siempre fue muy buena gente, pero desde ese momento lo vi como transformado y pensaba que Fico me dejaba impresionada de su actitud, porque es la bondad en persona. Él es quien me hizo dar el paso definitivo. Cada vez la necesidad de pertenecer a la Iglesia y de bautizarme era mayor. Cuando comenté todo esto con Fico, él me presentó al padre Manuel y comencé el catecumenado en la parroquia de Hevia»
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