* «Doy gracias a Dios por su mirada, y por tu mirada, por el amor que me rodea, por tus voces y tu presencia en el desierto o en la alegría, por las palabras de vida y libertad que estremecieron y confirmaron, quien me enseñó a dejar de correr, a luchar y ser fuerte, a amar, a seguir adelante y estar ante ti. ‘Antes de moldearte en el vientre de tu madre, te conocí’»
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