* «Ahora cada día experimento una alegría y una exultación en el Espíritu inconmensurables. Es casi imposible encontrar las palabras adecuadas. Este es mi testimonio de conversión. No es un camino fácil, pero es feliz, como diría san Pablo VI. Sólo puedo aconsejar a todos que nunca dejen a Dios fuera de sus planes. Sólo en Él hay alegría y esperanza. Una vida sin Dios es una vida que no vale la pena vivir»
Davide Lombardi cuenta su testimonio en el programa “Cambio de Agujas” de H.M. Televisión
Camino Católico.- A los quince años, Davide Lombardi empezó a alejarse de la vida de la Gracia. Dejándose llevar por algunos de sus compañeros de clase, empezó a odiar a Dios y a Nuestra Madre: “empecé a blasfemar y a no ir a Misa los domingos sin que se enterasen mis padres… Mi prioridad era el placer. Tenía dinero para mis vicios y libertad de movimientos, pero había algo que me dejaba insatisfecho y no me dejaba tranquilo”.