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miércoles, 7 de diciembre de 2011

Las consecuencias de la adicción a la pornografía / Por Patrick A. Trueman**

*La doctora Mary Anne Layden de EE.UU compara la pornografía con la cocaína. Dijo en el Senado que “este material es potente, adictivo y es implantado permanentemente en el cerebro”

*Para el consumidor habitual de pornografía, la confesión y la contrición normalmente no son suficientes para romper con la pornografía, ya que, como en el abuso de drogas, la pornografía no es sólo un mal hábito, con frecuencia es una adicción

* Con la pornografía se excita nuestro sistema de placer del cerebro que estimula nuestros deseos, pero no hay ninguna satisfacción real. Esto explica por qué los usuarios pueden pasar horas y horas buscando pornografía en Internet.

*Los espectadores de pornografía desarrollan tolerancias, por eso necesitan niveles cada vez más altos de estimulación. Por lo tanto, a menudo se mueven hacia pornografía más fuerte y aberrante

* Muchos consumidores de pornografía para adultos se trasladarán con el tiempo a la pornografía infantil, inclusive si no son pedófilos y al principio no tenían ningún interés en ese tipo de material. Estos resultados explican en parte, la prevalencia de la pornografía infantil en el mundo de hoy.

*La fidelidad no se puede mantener si se consume pornografía. Las esposas de los consumidores de pornografía sienten como si sus maridos están cometiendo adulterio. Los asuntos de la mente son totalmente tan destructivos como los asuntos del corazón. Los abogados de divorcio informan que hay un elevado paralelismo entre el consumo de la pornografía y los divorcios

*Si usted consume habitualmente pornografía, sus hijos pueden seguirlo. Muchos adictos a la pornografía informan que su primera exposición a la pornografía fue el descubrimiento de la colección de pornografía de sus padres, que los inició en una vida de confusión sexual y explotación

*Cuando un niño ve pornografía para adultos… su cerebro lo convencerá que está experimentando realmente lo que están viendo. Algunos niños emularán realmente lo que ven en la pornografía y lo experimentarán en hermanos, parientes y amigos

*Ver pornografía cambia la actitud del usuario hacia el sexo, hacia su cónyuge y hacia la sociedad. Él o ella utilizan las fantasías sexuales para excitarse, tratan de conseguir compañeros para actuar escenas pornográficas, es más probable que participen en acosos sexuales y en agresión sexual, y visualizan al sexo como un privilegio casual, no íntimo y recreativo. Laydon y otros psicólogos clínicos han informado que, irónicamente, la disfunción eréctil está asociada comúnmente con el uso constante de pornografía entre los hombres

7 de diciembre 2011En una conversación con un sacerdote en mi diócesis, yo compartí el informe de mi director espiritual, que toda otra confesión que escucha de los hombres, incluye el pecado de pornografía. La respuesta del pastor fue sorprendente: “¡Oh, es mucho peor que eso!”. Desde entonces, esta triste realidad ha sido confirmado por muchas otras: el pecado de la pornografía está abrumadoramente presente entre los hombres católicos. Leer más...

miércoles, 9 de diciembre de 2009

José Mª Contreras: “Hay terapeutas que recomiendan ver porno para mejorar el sexo: eso es terrible”

* Este orientador familiar afirma que "los grandes problemas con el sexo vienen a la larga, cuando uno se da cuenta de que no está siendo querido y se siente utilizado"
9 de diciembre de 2009.-
No quiere aleccionar, sólo hacer pensar compartiendo su experiencia acumulada tras horas y horas de asesoramiento a jóvenes y no tan jóvenes. Si usted necesita su ayuda, él se la brinda a través de la página web
jmcontreras.es. Leer más...

sábado, 27 de junio de 2009

De la industria pornográfica a la explotación sexual infantil: dos negocios ligados
Profundo análisis de Ma. Jesús López en el que nos expone la manera como se relacionan el oscuro y negativo mundo de la pornografía, los medios de comunicación y la explotación sexual infantil.

La pornografía lleva a la adicción y ésta, a un ´´aumento de dosis´´
27 de junio de 2009.-La pornografía mueve cada año 60.000 millones de euros en el mundo, una cifra que, aunque podría escandalizarnos, resulta normal si tenemos en cuenta que unos 250 millones de personas en el mundo son consumidores de esta clase de "entretenimiento", según datos de la revista FORBES.

( Mª Jesús López e-cristians) La industria del cine y el vídeo es la que mayores beneficios obtiene dentro del mercado del sexo: en Estados Unidos se ruedan cada año 13.000 películas porno y en Europa, unas 1.500, lo cual provoca que las productoras alcancen alrededor del 40 por ciento de beneficio por película.

Esta cifra también resulta normal considerando que el coste medio de una película porno es de unos 30.000 euros, y que las ganancias se sitúan en torno a los 3.000 euros en las salas X, 12.000 en el circuito de vídeo, otros 12.000 por la venta de los derechos en el extranjero. La lista se completa con las televisiones de pago, cada una de las cuales puede pagar hasta 6.000 euros por cada media docena de pases. Tan amplia es la facturación de ciertas empresas que alguna de ellas ya cotiza en Bolsa.

En España, concretamente durante el año 2000, el Ministerio de Cultura clasificó 1.028 títulos como "X" frente a las 1.480 películas que recibieron la calificación de "Para todos los públicos". En cuanto a los usuarios de la pornografía en nuestro país, 850.000 personas consumen este tipo de productos, de los que el 45 por ciento son consumidores habituales.

Pero donde más se ha disparado el consumo de pornografía en los últimos años ha sido en Internet. El anonimato, el fácil acceso y la inmediatez es lo que ha hecho de este medio el "paraíso" para los usuarios de esta actividad. Los internautas españoles son los ciudadanos que visitan más páginas de contenido sexual: según el anuario eEspaña 2001 , realizado por Retevisión, el 38 por ciento de los cibernautas españoles navega por webs de contenido pornográfico.

Una práctica peligrosa

La iniciación a la pornografía puede darse por simple curiosidad, por la simple búsqueda de placer fácil que el usuario novato puede considerar de lo más inocente -aunque vergonzosa-, porque se trata de algo de uso personal.

Sin embargo, esta simple intención de pasar un buen rato mirando una página web de contenido sexual, ojeando una revista porno o viendo una película "X" conlleva consecuencias muy graves que pueden afectar seriamente no sólo a la integridad psíquica y física del consumidor de pornografía, sino también a la integridad de los que le rodean.

Según Josep Antón Arrebola, secretario general del Consorcio ECPAT España (www.acim.es/ecpat ) -dedicado a combatir la explotación sexual infantil-, "cuanta más pornografía se consume, más aumenta el deseo de seguir consumiéndola, lo que refleja la presencia de alguna dificultad importante para mantener una vida sexual normal, porque el consumidor de pornografía utiliza esos materiales como sustitutivos".

De igual parecer se muestra el sexólogo Ferran Trullols, quien asegura que "poco a poco la persona va perdiendo sensibilidad, por lo cual debe aumentar sus estímulos, que cada vez son menos personales y más genitalizados. Al final se produce una búsqueda incesante de nuevas experiencias, que nunca llegan a satisfacer del todo, lo que la convierte en adicta a la pornografía".

Existen, pues, muchos adictos a la pornografía que no saben que lo son. ¿Cómo curar esta adicción? Según Trullols, "es imprescindible la colaboración activa del adicto. Una vez pasada la primera fase de aceptación de su adicción, se pasa a reestructurar su pensamiento, informándole de lo que es un cuerpo humano, una persona, y enseñándole el respeto a su propia dignidad y a la de los demás. Es un tratamiento largo, progresivo y costoso".

La pornografía y los abusos a menores

Pero como en todas las adicciones, el consumidor de pornografía necesita cada vez dosis mayores para que su cuerpo y su mente reciban el mismo estímulo que al principio. El adicto tiene la necesidad de experimentar nuevas sensaciones. Además, esta actitud puede degenerar en delitos como la pornografía infantil y el abuso a menores.

Según Arrebola, "la pornografía infantil, con sus elementos adictivos, tan sólo constituye un sustituto temporal del abuso físico, y además fomenta el deseo en el consumidor de pasar a la acción y protagonizar en el mundo real aquello que le venía proporcionando el placer sexual hasta ahora". Además "la producción, distribución, venta, exhibición y consumo de cualquier tipo de pornografía infantil es en sí un delito de explotación sexual infantil, pues cada vez que un consumidor visualiza una imagen de un menor siendo abusado, se reproduce automáticamente la situación de abuso".

Actualmente, la explotación sexual comercial infantil (ESCI) es cuantitativamente la tercera industria ilegal a escala mundial, después del tráfico de armas y el tráfico de drogas. Según Arrebola, "existen unos 100 millones de menores en todo el mundo atrapados en redes de explotación sexual", de los cuales se calcula que 5.000 se encuentran en España.

Estos abusos aumentan con el llamado "turismo sexual", una práctica muy común que algunos ciudadanos del Primer Mundo practican en países de Latinoamérica y Asia. "Entre 30.000 y 35.000 ciudadanos españoles viajan cada año a América Latina con el exclusivo propósito de tener relaciones sexuales con menores", asegura Josep Anton Arrebola.

La edad media de las víctimas está bajando alarmantemente por temor al SIDA y otras enfermedades de transmisión sexual. Si hace unos años era de unos 10-12 años, en la actualidad se sitúa entre los 4 y los 8. En este sentido, la legislación española no ayuda en absoluto a resolver esta grave situación. Actualmente, el Código Penal español permite que alguien de 60 años seduzca a un menor de 14, ya que la edad del consentimiento sexual se sitúa en los 13 años. En caso de que el padre del menor trate de evitarlo, puede ser sancionado por incurrir en un delito de coacción.

Conciencia social y educación

¿Cómo podría la sociedad acabar con el abuso a menores y la explotación sexual infantil? Según el doctor Trullols, "el problema está en la sociedad, que debería ser personalista. A los ciudadanos en la teoría se les llena la boca de grandes defensas de la persona, pero en sus manifestaciones prácticas son hedonistas y utilitaristas. Esta incongruencia social favorece los abusos."

Por su parte, Arrebola asegura que "lo más importante es crear conciencia social de que existe este problema para que la sociedad pierda el miedo a asumirlo y se posicione activamente en contra. Hay que mejorar los mecanismos legales de prevención, protección, rescate y recuperación de las víctimas, e invertir fuertemente en recursos. El llamado Primer Mundo debe luchar para acabar con la demanda, ya que si no existiera la demanda, no existiría la oferta en el Tercer Mundo".
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Tres vídeos-repotajes para profundizar en la adicción a la pornografía y como prevenirla


Especial sobre la Pornografía Infantil

Peligros del mal uso de Internet - Presentan estudio de la RCPI-Perú

Facebook, lo bueno, lo malo y lo feo

sábado, 4 de abril de 2009

Muchos matrimonios acaban por adicción a la pornografía, advierte el experto Robert Peters
Cuenta su testimonio de como se hizo adicto de niño por el material que guardaba su padre en casa
4 de abril de 2009.-El presidente de la organización Morality in Media, Robert Peters, advirtió que al menos diez por ciento de la población mundial es adicta a la pornografía y que este vicio es causante de la ruptura de muchos matrimonios.Durante el Congreso Internacional Vida y Familia: "Mentiras globales", realizado en la Universidad Autónoma de Baja California, el experto señaló que en la mayoría de los casos el adicto es el varón.

(ACI) Durante su ponencia "Los efectos de la pornografía en nuestros hijos", indicó que dentro de los problemas que genera la pornografía en el matrimonio, está que el esposo adicto comienza a perder interés en su cónyuge o quiere repetir con ella actos que son propios de la pornografía.

Peters añadió que otra de las consecuencias es que al tener pornografía en casa, los hijos están más expuestos a caer en ella, aunque reconoció que a través de Internet los jóvenes están accediendo cada vez más a este material. La pornografía se está volviendo uno de los principales educadores de la juventud, advirtió.

Tras señalar que es necesario mejorar las leyes para proteger a los menores de la pornografía, el experto afirmó que la religión es una de los medios eficaces para combatir la adicción a la pornografía, además del tratamiento con especialistas.

Adicto desde niño

En el pasado mes de enero, en una conferencia titulada "Los costos sociales de la pornografía", dictada en el Kings College de Nueva York, Peters empezó relatando su propia experiencia y cómo desde pequeño tuvo acceso a la pornografía porque su padre "tenía tres cajas con revistas de este tipo y que incluso llego a escribir sus propios relatos pornográficos" con lo que se muestra
"lo fuerte que puede ser el lazo de la pornografía en la vida de un niño, un adolescente o un joven adulto".

El Presidente de MIM cuenta luego que al volver a la fe en el segundo año de derecho se encontraba "fumando como una locomotora, tomando como un pez y yendo a Time Square regularmente para comprar revistas pornográficas. Me tomó un año dejar de tomar, dos años dejar de fumar y siete años dejar de ir a Times Square. Este es otro indicativo de lo adictiva que puede ser la pornografía".

Abusos y malos tratos


Al hablar luego de los costos sociales de la industria pornográfica, Peters comienza describiendo el drama de las mujeres que participan en ella. Desde que empezó a investigar, explica, "he visto muchas fuentes que indican que la mayoría sufrieron abuso sexual o fueron muy maltratadas cuando niñas".

Citando luego un estudio sobre este trágico tema, el abogado señala que muchas llegan "desencantadas, con sus cuerpos y con su sexualidad venida a menos a causa de un abusador".

Dado además que la pornografía se produce mayoritariamente para hombres y que cuando estos se vuelven adictos buscan cosas "más duras, explícitas, desviadas" estas mujeres son pagadas "para que den la impresión de disfrutar la degradación y la violencia, cuando la realidad es muy distinta. Algunas consumen drogas para paliar el dolor o adormecer su sensibilidad", explica el Presidente de MIM.

Ese no es el único problema, precisa Peters, ya que "muchas de estas mujeres contraen una o más ETS, y para todas, hay un permanente registro de la degradación. Creo que el tráfico sexual es parte de la explicación de porqué hay tanto pornografía dura disponible en Internet". "No todas estas mujeres son pagadas. Algunas (tal vez muchas) son forzadas. Y cuando los adolescentes y los adultos buscan este abominable material, ayudamos a crear el mercado que asegura que se hará más de esto", añade.

El Presidente de MIM describe algunos de los daños que la pornografía causa a los niños y precisa que "muchos hombres que son adictos a ella la vieron por primera vez siendo niños. La exposición a la pornografía puede llevar a la adicción que le roba a los niños la oportunidad de desarrollarse de manera saludable psicológica, moral y espiritualmente". Según recientes estudios, añade, con Internet
"los niños están expuestos a la pornografía cada vez a más temprana edad".


Masturbarse ante el ordenador y no estar con una mujer

En el caso del matrimonio, otro especial ámbito duramente golpeado por este mal, suele "ser el esposo quien es adicto a la pornografía. Esta adicción puede afectar negativamente (destruir) el matrimonio de muchas maneras: el esposo puede perder el interés sexual en su esposa, o actuar sus fantasías alimentadas por la pornografía con su cónyuge, o en vez de ella con una prostituta. Puede gastar decenas de miles de dólares alimentando su adicción. Incluso si la adicción no destruye el matrimonio, puede causarle al cónyuge inocente mucho dolor", indica Peters.

Al comentar luego que la adicción a la pornografía también aleja a los varones del matrimonio, porque "muchos jóvenes adultos prefieren la masturbación delante de una computadora en vez de pasar tiempo con una mujer", el abogado advierte, citando numerosos estudios, que la pornografía también genera futuros agresores sexuales de diversa índole a raíz de la degeneración producida en la persona.

Tras exponer brevemente cómo el crimen organizado domina la industria pornográfica, Peters señala que
"habiendo vivido y trabajado en la ciudad de Nueva York por más de 35 años, entiendo totalmente que la actual 'explosión de obscenidad' no es el único problema que nuestra nación enfrenta. Pero sí es un problema que está causando un daño inmenso a los matrimonios y a los niños y que está relacionado a la difusión de las enfermedades de transmisión sexual, incluyendo el SIDA, a la explotación sexual de menores, a los abusos sexuales y la violación, al acoso sexual en el trabajo, y al tráfico sexual".

"Como un cáncer, la pornografía no mata rápidamente, pero eventualmente mata", concluye.

domingo, 25 de enero de 2009

Jill C. Manning :
La pornografía lleva a ver a los demás "como juguetes sexuales que existen sólo para la propia satisfacción"
Preocupaciones entre gobiernos y educadores para acabar con los portales de sexo-adicción en internet
25 de enero de 2009.- Los gobiernos de algunos países están preocupados por la forma en que internet da accesos ilimitado a todo tipo de pornografía. Jill C. Manning, una terapeuta matrimonial y familiar especializada en el área del comportamiento sexual, pese a que muchas personas niegan que ver pornografía tenga efectos dañinos, explica en su último libro "¿Cuál es el Gran Negocio de la Pornografía? Una Guía para la Generación de Internet" (Shadow Mountain), los efectos nocivos: "adicción; disminución de la sensibilidad hacia las mujeres, mostrando más agresiones, rudeza y falta de respeto; disminución del deseo de tener hijos y formar una familia; aumento del riesgo de tener dificultades en las relaciones íntimas y de abusar sexualmente de los demás." Esencialmente la pornografía seún Manning "lleva a la gente a cosificar a los demás, viéndolos como juguetes sexuales que existe sólo para su propia satisfacción." Leer más...


viernes, 26 de diciembre de 2008

Misa del Gallo en el Vaticano
El Papa clama contra los niños soldados y los abusos sexuales a pequeños

“Sí, Señor, haz vernos algo del esplendor de tu gloria. Y da la paz en la tierra”
26 de diciembre de 2008.-
El Papa ofició la tradicional Misa del Gallo en la que hizo un llamamiento para que se ponga fin a todas las formas "abominables de abuso" contra los menores, entre las que citó la pornografía, la utilización de los niños como soldados e instrumentos de violencia. En una basílica de San Pedro abarrotada de fieles, que dejaba al descubierto todo su esplendor, y ante una imagen del Niño Jesús a su lado, Benedicto XVI conmemoró en la madrugada de este jueves el Nacimiento de Cristo y dijo que en cada niño hay un "reverbero del Niño de Belén". Publicamos el texto integro de la homilia y los dos vídeos donde puede verse la intervención de Benedicto XVI.
Ver los vídeos y leer...

martes, 30 de septiembre de 2008

Daños de la pornografía desde la perspectiva de un terapeuta Católico / Autor: Craig Fall
(obscenitycrimes.org)
Por lo general, enfrentamos situaciones que realmente afectan hogares por los efectos de la pornografía. Por ejemplo, una esposa habla y dice que “su esposo prefiere masturbarse con pornografía que hacerle el amor. Que prefiere tener una relación con la pornografía que una relación cercana e intima con ella”. Y se puede escuchar el dolor y la pena en la conversación. Eso es un efecto real. Puedes escuchar el dolor y la pena en un hombre que habla y dice “No puedo parar esto. Se ha vuelto una adicción. Esto es como una droga. Quiero parar, me esta lastimando a mi, a mi relación y se esparce al trabajo, esta afectando quien soy, no puedo parar”. Esto es un efecto.
Después vemos el desarrollo de los niños que han sido expuestos a la pornografía.

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jueves, 10 de enero de 2008

¿Pudor o tabú? / Autor: Alfonso López Quintás

El pudor, salvaguardia de la dignidad humana

No pocas personas estiman que la exhibición corpórea debe ser permitida porque la contraponen al tabú, no al pudor, con los valores positivos que éste encierra para la personalidad humana. El término “tabú” apenas indica nada preciso: se limita a sugerir un ámbito de realidades o acciones prohibidas, intocables. Su misma oscuridad le confiere poder estratégico, porque el vocablo “prohibición” se opone a “permiso”, “apertura”, “libertad”, vocablos que están cargados de prestigio en la sociedad actual. Esta contraposición deja al término “tabú” –y al término “pudor”, en cuanto rehuye el exhibicionismo- en una situación desairada.

Conviene, por ello, esforzarse en dar a cada término su sentido preciso. El pudor tiene un valor funcional, relativo al sentido que otorgamos a nuestra vida al relacionarnos con otras personas. No trata sólo ni principalmente de ocultar algunas partes del cuerpo, sino de darles el trato respetuoso que merecen. El pudor vela las partes del cuerpo que denominamos “íntimas” por estar en relación directa con actos personales que no tienen sentido en la esfera pública, sino sólo en la esfera privada de la relación dual a la que está confiada la creación de nuevas vidas.

No faltan actualmente quienes parecen sentir complacencia en quebrantar las normas del pudor, a las que tachan de ñoñas y obsoletas. “El cuerpo no es malo –proclaman como algo obvio-; todas sus partes tienen el mismo valor y deben contemplarse con normalidad”.

En el nivel biológico, esta afirmación es cierta. Cada parte del cuerpo realiza la función que le compete y está, por ello, plenamente justificada. De ahí que en las consultas médicas se muestre el cuerpo con toda espontaneidad, sin necesidad de sonrojarse, pues la desnudez presenta aquí un sentido ético positivo por ser necesaria para la curación de la persona.

En el nivel lúdico o creativo, el cuerpo es “la palabra del espíritu”, el lugar viviente de la realización del hombre como persona. No es un útil a su servicio, ni un instrumento de instrumentos. Te doy la mano para saludarte y en ella vibra toda mi persona. Cuando dos personas se abrazan, no estamos sólo ante dos cuerpos que se entrelazan, sino, al mismo tiempo y en un nivel superior, ante dos personas que crean un campo de afecto mutuo. Esta simultaneidad es posible porque los cuerpos no son únicamente algo material; son ámbitos, fuentes de posibilidades, realidades expresivas vivificadas por ese hálito de vida enigmático que llamamos alma. No hay en el mundo ni un solo objeto o instrumento que tenga semejante poder de hacer presente a una persona. Pensemos en la expresividad de un gesto, una sonrisa, una palabra amable..., y veremos que el cuerpo humano supera inmensamente todos los objetos, los útiles, los instrumentos, los materiales de un tipo u otro.

Si nos hacemos cargo del poder que tiene el cuerpo humano de remitir a realidades superiores que en él se hacen de algún modo presentes y en él actúan, advertiremos que, al unirse sexualmente dos personas, no realizan un mero ayuntamiento corpóreo; crean una relación personal que debe estar cargada de sentido. En toda relación amorosa, el cuerpo juega un papel expresivo singular. No es una especie de trampolín para pasar hacia algo que está más allá de él, como cuando oímos o comunicamos una noticia. En este caso, lo importante es tomar nota de lo que se comunica. Apenas importa quién lo hace y de qué forma. En la relación amorosa, en cambio, el cuerpo se hace valer, es vehículo indispensable de la presencia de quienes manifiestan su afecto.

El cuerpo participa activamente en las relaciones amorosas íntimas. Intimidad significa aquí que tú y yo estamos fundando una relación de encuentro en la cual tú no estás fuera de mí ni frente a mí. Los dos estamos en un mismo campo de interacción y enriquecimiento mutuo, y actuamos con espontaneidad, sinceridad, apertura de espíritu, confianza, fidelidad y cordialidad. Ese campo de juego común es para nosotros algo singular, irrepetible, incanjeable, único en el mundo. Por eso no puede ser comprendido de veras sino por quienes lo están creando en cada momento, pues el encuentro es fuente de luz, y, al encontrarnos, vamos descubriendo lo que somos, los ideales que impulsan nuestras vidas, los sentimientos que suscita nuestro trato, el sentido que va cobrando nuestra existencia.

Lo que significa nuestra vida en la intimidad sólo nos es accesible a nosotros, no a quienes se encuentran fuera de ella. Consiguientemente, exhibir lo que sucede en ese recinto privado no tiene el menor sentido, es insensato. Puede tener un significado, en cuanto significa un incentivo erótico para quienes lo contemplan; pero no tiene sentido reducir una parcela de la vida privada de unas personas a mero incentivo para enardecer los instintos. Una realidad digna de respeto en sí misma es tomada como mero medio para unos fines y, por ello, degradada.

Figurémonos que en la puerta de una habitación de un hotel hay una cerradura a la antigua usanza, y se te ocurre contemplar a su través un acto íntimo realizado por una pareja. Si alguien te sorprende, te sonrojas, porque sabes que tal acción es indigna de una persona adulta. Lo es por carecer de sentido. Nadie te ha prohibido realizar semejante acto. Ni se trata, tampoco, de un tabú. Sencillamente, intuyes que tal gesto no tiene sentido, aunque tenga un significado -el de saciar una curiosidad morbosa-. Lo que de verdad expresa el acto que contemplas sólo puede ser comprendido por quienes lo realizan. Contemplarlo desde fuera es sacarlo de contexto; constituye una profanación.

Tal profanación acontece a diario en algunos espectáculos y medios de comunicación. Las páginas de los diarios y las revistas, así como las pantallas de cine y televisión vienen a ser gigantescos ojos de cerradura por los que millones de personas se adentran en la intimidad de otros seres. Como éstos suelen exhibirse voluntariamente a cambio de una gratificación económica, convierten su intimidad en un medio para lograr fines ajenos a la misma, la rebajan de rango, la envilecen, literalmente la prostituyen. Este verbo español procede del latino “prostituere”, que significa poner en público, poner en venta.

Los espectadores debemos considerar si es digno participar en tal proceso de envilecimiento. Recordemos que el sentido del tacto es el más posesivo. Agarrar algo con la mano y “tenerlo en un puño” es signo de posesión. Al tacto le sigue en poder posesivo la mirada, que es una especie de tacto a distancia. “Si no lo veo, no lo creo”, solemos decir, ya que ver equivale a palpar la realidad de algo. Por eso, dejarse ver es, en cierta medida, dejarse poseer. Y, viceversa, mirar supone un intento de poseer. Pero intentar poseer lo que de por sí exige respeto, estima y colaboración significa un rebajamiento injusto y presenta –como sabemos- una condición sádica.

Cuando Orfeo –en el conocido mito- recobró a su amada Eurídice del reino de los muertos, fue advertido de que, para retenerla junto a sí, debería no mirarle al rostro durante una noche. En la literatura y la mitología, la noche simboliza un período de prueba. Mirar indica el afán de poseer. El rostro es el lugar en que vibra el ser entero de una persona. A Orfeo se le vino a decir que para crear una relación estable, auténtica, con Eurídice debía renunciar al deseo de poseerla y adoptar una actitud de respeto, estima y voluntad de colaboración.

Ofrecer a las miradas ajenas las partes íntimas del cuerpo implica dejarse poseer en lo que tiene uno de más peculiar, propio y personal. Protegerse pudorosamente de miradas extrañas no indica ñoñería, aceptación de tabúes, sometimiento a preceptos religiosos irracionales –como se dice a veces banalmente-. Significa evitar que lo más genuino de la propia persona sea rebajado de rango y convertido en pasto erótico. El pudor tiene un sentido eminentemente positivo. No consiste tanto en ocultar una parte de nuestra superficie corpórea cuanto en salvaguardarnos del uso irrespetuoso, manipulador, posesivo, de nuestras fuerzas creadoras, a fin de estar disponibles para la creación de formas elevadas de unidad o encuentro.

No tiene el menor sentido afirmar que se practica el exhibicionismo para “liberarse” de normas y tabúes, porque, si una norma es juiciosa y fomenta nuestro desarrollo personal, prescindir de ella supone perder todas las posibilidades creativas que nos otorga. Ofrecer la intimidad a un público anónimo, como si fuera un mero objeto de contemplación, un espectáculo, significa renunciar al encuentro personal. Constituye, por tanto, una degradación.

A tal degradación se exponen quienes contemplan escenas fuertemente eróticas en las pantallas de televisión o cine. Si alguien piensa que este acto no es degradante porque las personas contempladas se exhiben libremente a cambio de una retribución pecuniaria, debe pensar que vender la intimidad significa rebajar el propio cuerpo a la condición de medio para el logro de un fin. La consecuencia de este envilecimiento, provocado por el vértigo de la ambición, es la tristeza y la amargura. Se comprende el rictus amargo de los rostros que figuran en las imágenes pornográficas.

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Fuente Catholic.net