14 de septiembre de 2025.- (Camino Católico).- Homilía del P. Javier Martín, FM, y lecturas de la Santa Misa de hoy, domingo de la XXIV semana de Tiempo Ordinario, Exaltación de la Santa Cruz, emitida por Magníficat TV.
domingo, 14 de septiembre de 2025
Santa Misa de hoy, domingo, Exaltación de la Santa Cruz, 14-9-2025
14 de septiembre de 2025.- (Camino Católico).- Celebración de la Santa Misa de hoy, domingo de la XXIV semana de Tiempo Ordinario, Exaltación de la Santa Cruz, presidida por el P. Javier Martín, FM, emitida por Magníficat TV.
Misterios Gloriosos del Santo Rosario, desde el Santuario de Lourdes, 14-9-2025
14 de septiembre de 2025.- (Camino Católico).- Rezo de los Misterios Gloriosos del Santo Rosario, correspondientes a hoy, domingo, desde la Gruta de Massabielle, en el Santuario de Lourdes, en el que se intercede por el mundo entero.
Palabra de Vida 14/9/2025: «Tiene que ser elevado el Hijo del hombre» / Por P. Jesús Higueras
Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 14 de septiembre de 2025, domingo de la 24ª semana de Tiempo Ordinario, Exaltación de la Santa Cruz, presentado por el padre Jesús Higueras en el que comenta el evangelio del día.
Evangelio: San Juan 3, 13-17:
En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo:
«Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre.
Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna.
Porque tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna.
Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.
El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Unigénito de Dios».
Homilía del evangelio del domingo: La fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz contempla la Cruz como signo victorioso y glorioso de salvación / Por P. José María Prats
Algunos fragmentos de la Cruz de Cristo conservados en una "stauroteca" en la Capilla de las Reliquias de la Basílica de la Santa Cruz en Jerusalén de Roma
Exaltación de la Santa Cruz
Números 21, 4b-9 / Salmo 77 / Filipenses 2, 6-11 / San Juan 3, 13-17
P. José María Prats / Camino Católico.- A diferencia del Viernes Santo, que contempla la Cruz sobre todo como ara del sacrificio de Cristo, la fiesta de hoy la contempla como signo victorioso y glorioso de salvación.
A continuación, os voy a contar la historia que dio origen a esta fiesta, pues es muy edificante.
En el año 326, santa Elena, madre del emperador Constantino, con 78 años de edad, decidió hacer una peregrinación penitencial a Palestina para visitar y honrar los Santos Lugares. La ciudad, en tiempos del emperador Adriano (117-138) había sido convertida en una colonia romana en la que se habían construido varios templos dedicados a dioses paganos que Constantino ya había ordenado destruir. En el Calvario, entre las ruinas del templo de Venus, santa Elena, con la ayuda de Macario, patriarca de Jerusalén, decidió emprender la búsqueda de la Cruz del Señor. Las excavaciones tuvieron fruto cuando, al remover un terreno cercano al Gólgota, se encontraron tres cruces y la tabla sobre la que se había escrito en hebreo, griego y latín “Jesús Nazareno Rey de los Judíos”. Santa Elena dejó la mayor parte de las reliquias en Jerusalén, pero llevó consigo a Roma tres fragmentos de la Vera Cruz, el título de la condena, uno de los clavos y algunas espinas de la corona. Otro trozo de la Cruz se redujo a astillas que fueron distribuidas por varias iglesias del mundo y que reciben el nombre de reliquias de la Vera Cruz.
Para honrar el lugar de la muerte y sepultura del Señor y custodiar las reliquias de la Cruz, el emperador Constantino mandó construir la Basílica del Santo Sepulcro, que fue consagrada el 13 de septiembre del 335. Al día siguiente, se mostró públicamente la reliquia de la Cruz y esta costumbre se continuó cada año en este día dando origen a la fiesta que hoy celebramos.
En el año 614, el rey persa Cosroes II conquistó Jerusalén, se llevó la Vera Cruz y la puso bajo los pies de su trono, como símbolo de su desprecio por la religión cristiana. Catorce años después, el emperador bizantino Heraclio la recuperó y la retornó a Jerusalén justamente el 14 de septiembre. Dice la leyenda que quiso llevarla solemnemente hasta el Calvario atravesando la ciudad a imitación de Cristo pero que al cargar la reliquia quedó paralizado. Entonces el patriarca Zacarías que estaba a su lado, le explicó que el esplendor imperial iba en contra de la humildad y pobreza que caracterizó a Jesús. Heraclio se descalzó y se puso ropas sencillas y pudo llevar la Cruz hasta su destino. Desde entonces, la antigua fiesta del 14 de septiembre recibió el nombre de Exaltación de la santa Cruz con una clara connotación de triunfo y de victoria.
Nuestra parroquia San Juan de Horta (Barcelona) está muy vinculada con esta historia, pues custodia una pretendida reliquia de la Vera Cruz que hoy exponemos sobre el altar. Probablemente si se juntaran todas las pretendidas reliquias de la Cruz distribuidas por el mundo formarían varias cruces, pero la nuestra tiene bastante solvencia, pues era la reliquia más importante del Monasterio de San Jerónimo del Valle Hebrón, fundado por los reyes de Aragón en 1393 y que llegó a tener una gran influencia en la zona. En 1822 sus bienes fueron desamortizados y su principal tesoro pasó a ser custodiado por nuestra parroquia.
P. José María Prats
Cartel que se colocó en el patíbulo con la inscripción "Jesús de Nazareth, rey de los judíos". Varios estudiosos han centrado sus investigaciones considerando que la tablilla de madera conservada en la Basílica de la Santa Cruz en Jerusalén de Roma es la auténtica realizada por Pilatos hace dos mil años
Evangelio:
En aquel tiempo, Jesús dijo a Nicodemo:
«Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea en Él tenga vida eterna. Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él».
San Juan 3, 13-17
sábado, 13 de septiembre de 2025
Homilía del P. Santiago Martín y lecturas de la Misa de hoy, sábado, San Juan Crisóstomo, 13-9-2025
13 de septiembre de 2025.- (Camino Católico).- Homilía del P. Santiago Martín, FM, y lecturas de la Santa Misa de hoy, sábado de la XXIII semana de Tiempo Ordinario, San Juan Crisóstomo, obispo y doctor de la Iglesia, emitida por Magníficat TV.
Santa Misa de hoy, sábado, San Juan Crisóstomo, 13-9-2025
13 de septiembre de 2025.- (Camino Católico).- Celebración de la Santa Misa de hoy, sábado de la XXIII semana de Tiempo Ordinario, San Juan Crisóstomo, obispo y doctor de la Iglesia, presidida por el P. Santiago Martín, FM, emitida por Magníficat TV.
Misterios Gozosos del Santo Rosario, desde el Santuario de Lourdes, 13-9-2025
13 de septiembre de 2025.- (Camino Católico).- Rezo de los Misterios Gozosos del Santo Rosario, correspondientes a hoy, sábado, desde la Gruta de Massabielle, en el Santuario de Lourdes, en el que se intercede por el mundo entero.
Palabra de Vida 13/9/2025: «¿Por qué me llamáis “Señor, Señor”, y no hacéis lo que digo?» / Por P. Jesús Higueras
Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 13 de septiembre de 2025, sábado de la 23ª semana de Tiempo Ordinario, presentado por el padre Jesús Higueras en el que comenta el evangelio del día.
Evangelio: San Lucas 6, 43-49:
En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos:
«No hay árbol bueno que dé fruto malo, ni árbol malo que dé fruto bueno; por ello, cada árbol se conoce por su fruto; porque no se recogen higos de las zarzas, ni se vendimian racimos de los espinos.
El hombre bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que es malo, de la maldad saca el mal; porque de lo que rebosa del corazón lo habla la boca.
¿Por qué me llamáis “Señor, Señor”, y no hacéis lo que digo?
Todo el que se viene a mí, escucha mis palabras y las pone en práctica, os voy a decir a quién se parece: se parece a uno que edificó una casa: cavó, ahondó y puso los cimientos sobre roca; vino una crecida, arremetió el río contra aquella casa, y no pudo derribarla, porque estaba sólidamente construida.
El que escucha y no pone por obra se parece a uno que edificó una casa sobre tierra, sin cimiento; arremetió contra ella el río, y en seguida se derrumbó desplomándose, y fue grande la ruina de aquella casa».
Oración a San Juan Crisóstomo ante las dificultades y reza también su plegaria a la Eucaristía
Camino Católico.- Cada 13 de septiembre la Iglesia Católica celebra a San Juan Crisóstomo (347-407), patriarca de Constantinopla, Padre y Doctor de la Iglesia, patrono de los predican el Evangelio.
‘Boca de oro’
El apelativo “crisóstomo” empezó a usarse para hablar de Juan de Antioquía -nombre con el que se le conocía al santo- aproximadamente un siglo después de su muerte, como un reconocimiento a su elocuencia, a la belleza y profundidad de su predicación, y a la potencia retórica de sus escritos.
“Crisóstomo” puede traducirse como “boca de oro” (yuxtaposición de dos términos griegos: chrysós, 'oro', y stoma, 'boca'). San Juan de Antioquía fue obispo (patriarca) de Constantinopla y es considerado uno de los cuatro grandes Padres de la Iglesia de Oriente. Al mismo tiempo, se le ha reconocido habitualmente como uno de los más excelsos oradores de todos los tiempos.
Pastor recto y solidario
San Juan Crisóstomo nació en Antioquía en el año 347, y se bautizó a los 23 años.
Después de haber vivido como eremita, en el silencio contemplativo, fue ordenado sacerdote, y empezó a hacerse conocido por sus sermones.
Animado por la buena reputación de Juan, Arcadio -emperador romano de Oriente- solicitó a Teófilo, Patriarca de Alejandría, que lo nombrara obispo de Constantinopla. Como pastor se dedicó a enseñar la recta doctrina, con el celo y cuidado debidos, al tiempo que criticó duramente las formas judaizantes del cristianismo, así como los lujos e indiferencia de los emperadores frente a los pobres. Se deshizo de bienes superfluos adquiridos irresponsablemente por algunos miembros de la Iglesia, y con las riquezas obtenidas atendió las necesidades de muchos postergados.
Exigió vestir con sencillez a los sacerdotes y monjes, así como comer con moderación; pidió recato a las mujeres y, a todos, piedad dentro de los templos. Asimismo, se preocupó por la formación catequética de los fieles.
Protector de los pobres, las mujeres y las familias
Recordaba el Papa Benedicto XVI en audiencia general del 26 de septiembre de 2007:
“Por su solicitud en favor de los pobres, San Juan fue llamado también ‘el limosnero’. Como administrador atento logró crear instituciones caritativas muy apreciadas. Su espíritu emprendedor en los diferentes campos hizo que algunos lo vieran como un peligroso rival…
… Sin embargo, como verdadero pastor, trató a todos de manera cordial y paterna. En particular, evidenció un profundo respeto a la mujer y dedicaba una atención especial al matrimonio y a la familia. Invitaba a los fieles a participar en la vida litúrgica, que hizo espléndida y atractiva con creatividad genial”.
La firme actitud de Crisóstomo y su celo pastoral le causaron roces con gente influyente e incomprensiones entre los propios cristianos. Es verdad que se hizo de enemigos poderosos -entre los que estuvo Eudoxia, esposa del emperador Arcadio-, pero fundamentalmente del cariño y el respeto del pueblo cristiano. Vivió sus últimos días en el destierro y murió el 14 de septiembre de 407. Quienes lo acompañaron en su agonía testificaron sus últimas palabras: “Sea dada gloria a Dios por todo”.
Un mensaje para el sacerdote de hoy: “¡Tu servicio es el más grande!”
Dijo San Juan Crisóstomo:
“Si te encuentras en el camino con un sacerdote y un ángel, ve a besar la mano del sacerdote, ya que los ángeles, aunque quieren ser capaces de administrar el Sacramento de la Eucaristía, no pueden; ya que esto es propio sólo de seres humanos”.
Querido San Juan Crisóstomo, ¡ruega por nosotros! ¡Intercede por todos tus hijos sacerdotes!
Pidamos la intercesión de San Juan Crisóstomo ante las dificultades y recemos también su plegaria a la Eucaristía.
Oración a San Juan Crisóstomo ante las dificultades
¡Oh doctor insigne, san Juan Crisóstomo!,
tú que siempre alentaste con sabiduría
la práctica de la justicia y de la caridad
y que con tus elocuentes sermones
predicaste con brillantez la Palabra Divina,
ilumínanos con tu obras y palabras
y fortalécenos en los momentos difíciles
con el ejemplo de tu invencible constancia.
Obispo San Juan Crisóstomo
tú que demostraste enorme fortaleza y valor
ante las más duras pruebas a que fuiste sometido,
que fuiste difamado, injustamente acusado,
perseguido, agredido brutalmente y desterrado,
concédenos le energía y el ánimo necesario
para sobrellevar estos momentos difíciles
llenos de amargura y desconsuelo,
haz que no nos abandonen la fe y la esperanza,
para que podamos continuar la lucha
a pesar de las injusticias que nos rodean,
para que, fortalecidos y ayudados
con tu benéfica intercesión
podamos salir victoriosos en:
(hacer la petición)
San Juan Crisóstomo,
tú que fuiste sal de la tierra y luz del mundo,
tú que difundiste con claridad las Enseñanzas,
y con santa paciencia resististe en los infortunios
defiéndenos a todos de la injusticia y el error,
lleva nuestras suplicas a Dios Padre Todopoderoso
y ruégale nos conceda lo que confiadamente solicitamos.
San Juan Crisóstomo,
pídele también que nos ayude a amar al prójimo,
que nos de la gracia de asumir el Evangelio
como camino, regla y vida en nuestro ser y actuar,
y que nos bendiga con los dones y talentos necesarios
para alcanzar la Gloria Celestial.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Rezar con gran fervor el Credo, tres Padrenuestros, tres Avemarías y tres Glorias.
_________
Oración de San Juan Crisóstomo a la Eucaristía
“Cuando les dio pan y sació su hambre, lo llamaban profeta y trataban de hacerle rey; pero cuando los instruía sobre el alimento espiritual, sobre la vida eterna, cuando los desviaba de las cosas sensibles cuando les hablaba de la resurrección y levantaba sus ánimos, cuando más que nunca debieran admirarle, entonces murmuraban y se retiraban de El”.
A) Pan de Vida
“Llamase a sí mismo Pan de vida (Jn 6,48) porque sustenta nuestra vida, tanto la presente como la futura por lo cual añadió El que coma de este pan vivirá para siempre (ibid 51). Y pan llama aquí, o bien a los dogmas saludables y a la fe en El, o bien su propio cuerpo. Pues ambas cosas fortalecen al alma. Pues bien; con ser así que en otra parte, al decir El: Si alguno oyere mi palabra no probará la muerte (Jn 8,52), se escandalizaron; aquí no les sucedió lo mismo, quizá porque todavía le respetaban a causa de los panes (n.1).
B) El Pan que Yo os daré es mi Carne
“Y de cierto, el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo. Justamente pudiera alguno dudar y preguntar aquí por qué habló en esta ocasión tales palabras, que nada edificaban ni aprovechaban, sino más bien perjudicaban a lo edificado... Y si alguno investigara por qué motivo habló también acerca de los misterios (de la Eucaristía) responderémosle que ésta era una ocasión muy oportuna. Porque la oscuridad de las palabras suele excitar a los oyentes y hacerlos más atentos; por tanto, no debieran escandalizarse; antes bien, preguntar e informarse. Mas ellos se retiraban. Pues si le tenían por profeta, debieran creer sus palabras. Así que el escándalo procedía de su necedad, no de la oscuridad de las palabras. ... Pero ellos, al fin, no sacaron fruto de las palabras; y nosotros, en cambio, gozamos del beneficio de las obras. Por lo cual es necesario que nos informemos del milagro de los misterios (eucarísticos) a saber, en qué consisten, por qué se dieron y cuál es su utilidad. Un cuerpo nos hacemos, dice (el Apóstol), y miembro de su carne y sus huesos (Ef 5,30). Sigan los iniciados este razonamiento” (n. 2)
1) La muestra del amor
“Pués bien, para que esto lleguemos a ser no solamente por el amor, sino también en realidad, mezclémonos con aquella carne; porque esto se lleva a cabo por medio del manjar que El nos dió, queriendo darnos una muestra del vehemente amor que nos tiene. Por eso se mezcló con nosotros y metió cual fermento en nosotros su propio cuerpo, para que llegáramos a formar no todo, como el cuerpo unido con su cabeza. Pues ésta es prueba de ardientes amadores. Y así Job, para darlo a entender, lo decía de sus siervos, de quienes era tan excesivamente amado, que deseaban injerirse en sus carnes; ya que para mostrar su ardiente amor decían: ¡Quién nos diera de sus carnes para hartarnos! (Job 31,31).
“Pues por eso hizo lo mismo Cristo, induciéndonos a mayor amistad y demostrándonos su amor ardentísimo hacia nosotros; ni sólo permitió a quienes le aman verle, sino también tocarle, y comerle, y clavar los dientes en su carne, y estrecharse con El, y saciar todas las ansias del amor. Salgamos, pues, de aquella mesa, como leones, respirando fuego terribles a Satanás, con el pensamiento fijo en nuestro Capitán y en el amor que nos ha mostrado. A la verdad, muchas veces los padres entregan los hijos a otros para que los sustenten: mas yo, dice, no así, antes os alimento con mi propia carne, a mi mismo me presento por manjar deseoso de que todos seáis nobles, y ofreciéndoos buenas esperanza, acerca de los bienes venideros. Porque quien aquí Se os dió a si mismo, mucha más se os dará en la vida venidera. Quise hacerme hermano vuestro; por vosotros participé de la carne y la sangre; de nuevo os entrego la carne y la sangre, por medio de las cuales me hice pariente vuestro".
2) Cristo nos compró con su sangre
“Esta sangre era continuamente prefigurada de antiguo en los altares, en las muertes de los justos. Ella es el precio del mundo; con ella compró Cristo la Iglesia, con ella la hermoseó toda entera, pues, a semejanza de un hombre que para comprar esclavos da oro, y si quiere adornarlos emplea oro, así también Cristo con sangre nos compró y con sangre nos hermoseó. Los que de esta sangre participan asisten a una con los ángeles, con los arcángeles y con las soberanas potestades, vestidos de la misma real estola de Cristo y provistos de las armas espirituales. Mas nada grande he dicho todavía. Vestidos están del mismo Rey”
3) Cómo hay que acercarse a la Sagrada Mesa
“Pero así como es cosa grande y admirable, así mientras te acerques con pureza, te acercas para salud; pero si con mala conciencia, para suplicio y venganza. Porque quien come, dice, y bebe indignamente del Señor, su condenación se corte y se bebe (I Cor 11,29). Si, pues, los que manchan la púrpura imperial son castigados lo mismo que los que la rasgan, ¿qué hay de extraño en que los que reciben el cuerpo de Cristo con impura conciencia sufran el mismo suplicio que los que le desgarraron con los clavos? Considerar, en efecto, cuán terrible castigo dió a entender San Pablo cuando dijo: Uno que atropella la ley de Moisés, muere sin misericordia, sobre el testimonio de dos o tres, ¡De cuánto peor castigo pensáis que será Juzgado digno quien al Hijo de Dios holló, y reputó indigna la sangre del testamento, con la que fué sacrificado! (Heb 10,28 SS.).
Miremos, pues, por nosotros mismos, amados (hijos), ya que de tales bienes gozamos, y cuando nos viniera el pensamiento de decir algo torpe o nos viéramos arrebatar de la ira o de alguna otra pasión, reflexionemos de qué beneficios hemos sido objeto, de qué Espíritu hemos gozado; y este pensamiento será freno de nuestros irracionales apetitos. ¿Hasta cuándo estaremos sin despertar? ¿Hasta cuándo nos hemos de cuidar de nuestra salvación? Consideremos que beneficios se ha dignado hacernos Dios; démosle gracias, glorifiquémoslo, no sólo por la fe, sino también por las obras, para que alcancemos también los bienes venideros, por gracia y benignidad de nuestro Señor Jesucristo, con el cual sea al Padre la gloria, juntamente con el Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén” (n 4).















