Dios tiene confianza en ti
de otra manera, ¿para qué te hubiera traído al mundo?
El está contigo, y tú no estás solo.
Dios busca un alma como casa
y un corazón donde entrar y estar en compañía.
Tantos corazones están cerrados y prisioneros de la
soledad y del aburrimiento;
podrían, en cambio, estar abiertos para recibir al
personaje más importante,
la luz más fascinante, la amistad más bella.
Dios está a la puerta de tu corazón y llama para entrar
y compartir contigo la vida con sus pequeños y grandes
problemas,
pero también con sus simples y grandes alegrías.
En sus manos estás seguro:
pon tu corazón junto a tu Señor y vivirás en paz.
Ábrele la puerta de tu corazón y de tu vida,
de tus sufrimientos, de tus miedos y angustias.
Entonces tu aburrimiento y tu soledad se llenarán de una
compañía divina
y todo el mundo se convertirá en tu casa.
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