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viernes, 27 de julio de 2007

“Por fe andamos, NO por vista” (2º Corintios 5:7) / Enviado por "Academia de Investigaciones Bíblicas Béit-Miláh"



1º Tesalonicenses 5:23 El hombre tal cual nace es llamado por la Biblia: “Hombre Natural” y este es conducido por su carnalidad, es decir, que quien le guía en toda su vida es su cuerpo y/o su alma. Cuando recibe a Cristo como su Salvador y Señor; el Espíritu Santo hace morada en él y le da vida nueva espiritual. A partir de este momento el Espíritu Santo de Dios debe conducir la vida del creyente a través de la guía en nuestro espíritu. Tanto nuestro cuerpo como nuestra alma deben dejar el primer lugar a Jesús para que El sea Señor de nuestra vida, de todos nuestros actos. A partir de este momento el cristiano debe andar por fe y no por vista, es decir, guiado completamente por el Espíritu Santo y no por su carnalidad.

Mateo 16:21-23 Nuestra mejor buena voluntad, no alcanza en la vida espiritual. Nuestra alma debe renunciar a conducir nuestra vida y debe ceder al Espíritu, poniendo la mira en las cosas de Dios y no en las cosas de los hombres. Adecuar nuestros pensamientos según Cristo y no según nosotros.

2º Corintios 4:18 Nuestra mirada debe estar puesta en las cosas que no se ven con nuestros ojos sino con nuestro espíritu. Las cosas que se ven con nuestros ojos naturales pueden hacernos desviar nuestros pasos de las cosas que debemos seguir.

Colosenses 3:2 No poner la mira en las cosas de la tierra sino en las de arriba.

Oseas 3:1 No mirar a dioses ajenos y rendirles culto.

Marcos 12:14 Jesús no miraba la apariencia de los hombres.

Lucas 9:59-62 Tampoco debemos de poner nuestra mira en los problemas, enfermedades o nuestras debilidades. Si miramos hacia lo que dejamos atrás cuando nos convertimos a Cristo, seguramente nos paralizaremos como una estatua (Gn 19:26). Nuestra mira debe ser hacia delante, hacia nuestro Señor. Leer Miqueas 7:7.

Hebreos 12:2 Poniendo los ojos en Jesús y menospreciando al mundo y a sus ofertas, al pecado y a Satanás, inclusive menospreciándonos a nosotros mismos para poder seguir fiel al Señor. Como un niño sigue a su padre; totalmente dependiente de él. Esto es andar por fe, depender totalmente de El.

Juan, el que bautizaba, dijo:
“Es necesario que El crezca y que yo mengüe.” Juan 3:30

¿Cuánto estamos menguando para que él crezca en nosotros? ¿Estamos andando por fe o por lo que vemos?

Dichoso el que esté leyendo y los que estén oyendo y guardando lo que en la Biblia ha sido escrito; porque el tiempo está cerca. (Apocalipsis 1:3)

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