"Las dificultades conyugales pueden ser de diferente tipo, pero todas desembocan al final en un problema de amor. ¿por qué es necesario amar siempre al otro, incluso cuando tantos motivos aparentemente justificantes, inducirían a dejarlo?. Se pueden dar muchas respuestas, entre las que tienen sin duda mucha fuerza el bien de los hijos y el bien de toda la sociedad pero la respuesta más radical pasa ante todo a través del reconocimiento de la objetividad del hecho de ser cónyuges, vista como don recíproco, hecho posible y avalado por el mismo Dios.
Por ello, la razón última del deber de amor fiel es la que fundamenta la Alianza divina con el hombre: ¡Dios es fiel! Por tanto, para que el propio cónyuge sea feliz de corazón, incluso en los casos más duros, hay que recurrir a Dios, con la certeza de recibir su ayuda."
-a la Rota de Roma, (30-I-03)
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