La preocupación del padre, de 78 años, es qué pasará con su hija cuando él muera. Está pendiente de ella las 24 horas del día
21 de diciembre de 2011.- El pasado 10 de noviembre, el presidente de la República italiana, Giorgio Napolitano, lo nombró Caballero de la República, un honor que pocos obtienen. Su hija Cristina, por su parte, recibió la ciudadanía honoraria de Boloña por un voto unánime del Consejo Comunal de la ciudad. ¿Y cuál es el mérito? Amar mucho. Sí: porque Romano Magrini ha dedicado los últimos treinta años de su vida a cuidar a su hija Cristina, postrada en estado vegetal.
Todo empezó el 18 de noviembre de 1981. Cristina tenía apenas quince años y un automóvil la embistió de frente mientras regresaba a casa después de un día de colegio. Ahí comenzó el calvario para Romano. Al principio le ayudó su mujer, pero hace nueve años que, en palabras de Romano, «se fue al cielo». Desde entonces, la cuida solo. Pero no se queja: «estoy contento. No me cuesta nada cuidar a mi hija». Palabras que van acompañadas de la pasión con que la atiende cada día.
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miércoles, 21 de diciembre de 2011
El italiano Romano Magrini lleva 30 años cuidando a su hija Cristina en estado vegetal y lo nombran Caballero de la República
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