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miércoles, 8 de febrero de 2012

Ryan Joseph, 27 años, ordenado sacerdote en Pakistán, dice que su vocación le puede costar la vida pero «si llegara a suceder, Dios me daría fuerzas»

* «No tengo miedo, pues Dios me ha llamado. Aquí, en ocasiones es peligroso llevar indumentaria sacerdotal. Otra amenaza continua es la Ley contra la blasfemia: en cualquier momento, alguien le puede acusar a uno de haber injuriado al Islam»

* «Algunas muchachas se escapan con un musulmán, que las utiliza y poco después las echa de su casa. Quiero hacer algo en contra de eso»

8 de febrero de 2012.- En Pakistán, cuando alguien dice: «Le doy mi vida a Dios» no se trata tan sólo de una frase bonita. Ryan Joseph, -en la imagen de la izquierda con el obispo y sus padres- de 27 años y procedente de Karachi, ciudad de 18 millones de habitantes situada al sur de Pakistán, fue recientemente ordenado sacerdote. Sabe que la promesa que ha hecho es algo serio, que actualmente le puede costar la vida. Sin embargo, el sacerdocio era ya en su niñez su profesión soñada. Leer más...

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