En 1988, la primera vez que se enfrentó a un grupo de proxenetas: “Corría incluso riesgo de que me mataran, pero recordé que tenía mi rosarito; metí la mano y mientras lo apretaba le pedí a la Virgen que me salvara de esa situación. Ocurrió un milagro, porque aparecieron en el lugar policías, ¡y me salvé! La policía se llevó a la gente con la cual estaba complicada. A partir de ahí, mi vida cambió. Supe que en esta lucha no estaba sola…”
miércoles, 29 de enero de 2014
Alicia Peressutti, amiga del Papa Francisco, utiliza el Rosario para afrontar su lucha contra el tráfico de personas y la prostitución
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