Muchos cristianos pueden perdonar fácilmente a otros, pero no a sí mismos. Tal vez éste sea uno de los aspectos más difíciles para algunos. Aunque comprenden que Jesús les ha perdonado, no son capaces de perdonarse a sí mismos por sus pecados y ofensas; por errores cometidos, por haber sido infieles a los propios ideales, por haber defraudado a otros, por haber fracasado en algo, por no ser perfectos, etc. La situación se agrava, si en nuestra infancia o adolescencia se burlaron de nosotros y ahora queremos demostrarnos que somos superiores.
Otro de los obstáculos en la oración de sanación es el resentimiento subconsciente hacia Dios. Esto es más común de lo que imaginamos. Si bien reconocemos que Dios es perfecto y que no puede equivocarse, sin embargo subjetivamente nos revelamos contra Él cuando, ante ciertas circunstancias de la vida, lo vemos injusto, malo con nosotros, castigador. Ante la muerte de un ser querido o de una persona joven, cuando nuestra oración creemos que no es escuchada, ante una enfermedad o una contrariedad, principalmente si nos creemos buenos y creemos injusto lo que nos hace.
Arturo López también participa de las reuniones de plegaria del grupo de oración Familia, Evangelio y Vida de la Parroquia de la Inmaculada Concepción de Vilanova i la Geltrú, Barcelona, España, donde ha sido grabada en directo esta enseñanza, el lunes 30 de diciembre de 2013.
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