“Anka tenía problemas similares a los míos y nadie había sido capaz de ayudarla. ¡Sin gurús, curanderos o médicos me confidenció que había sido ayudada por Jesús! Ella guardó silencio y de pronto, tranquila, comenzó a orar por mí. El amor y el poder de Dios comenzaron entonces a descender como si alguien estuviese derramando miel o aceite en la parte superior desde mi cabeza por todo mi cuerpo. Tenía la carne de gallina”
Comentarios de mi blog en Youtube
-
*COMENTARIO:* Padre, ¿no hay palabras de más consuelo para esa pregunta de
la tristeza?
*RESPUESTA MÍA:* La respuesta es que Dios es la alegría y la f...
Hace 2 meses
No hay comentarios:
Publicar un comentario