“Anka tenía problemas similares a los míos y nadie había sido capaz de ayudarla. ¡Sin gurús, curanderos o médicos me confidenció que había sido ayudada por Jesús! Ella guardó silencio y de pronto, tranquila, comenzó a orar por mí. El amor y el poder de Dios comenzaron entonces a descender como si alguien estuviese derramando miel o aceite en la parte superior desde mi cabeza por todo mi cuerpo. Tenía la carne de gallina”
martes, 11 de marzo de 2014
Denis Blaho buscaba a Dios y hacer el bien, pero engañado por la Nueva Era creyó tener poderes para sanar y acabó trastornado… Una amiga oró en un bar por él y conoció a Cristo
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