* «Jesús pide que pongamos en común los recursos de la tierra. Es archisabido que, al menos desde el punto de vista alimentario, nuestra tierra sería capaz de mantener a más miles de millones de seres humanos que los actuales. ¿Pero cómo podemos acusar a Dios de no proporcionar pan suficiente para todos, cuando cada año destruimos millones de toneladas de provisiones alimentarias, que llamamos “excedentes”, para no bajar los precios? Se necesita una mejor distribución, una mayor solidaridad y compartir: la solución está ahí»
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