Cada hermano es un instrumento precioso que Dios ha regalado a la comunidad y su voz es muy importante: tenemos que aprender a escucharla, amarla, potenciarla e integrarla en la melodía común que proclama la gloria de Dios. Y cuidando muy especialmente de los miembros más débiles: los enfermos, los ancianos, los que sufren por cualquier circunstancia. Estas son las voces más delicadas y más apreciadas por el Señor. La atención preferencial hacia ellos es la prueba de la opción de la comunidad por el amor
domingo, 23 de enero de 2022
Comentario de la 2ª lectura del Domingo: Somos miembros del Cuerpo de Cristo / Por P. José María Prats
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