miércoles, 26 de septiembre de 2018
Álvaro Sicán era pandillero en Guatemala y tras ver tanta muerte entró en una iglesia a desahogarse: hoy es capellán de la cárcel de Zuera «Dios hizo un milagro en mi vida»
* «Esa es de las historias bonitas que tiene la vida y en concreto del milagro que Dios hizo en la mía. Nosotros éramos cuatro hermanos, tres chicas y yo. Ellas jugaban a muñecas, así que yo busqué mi sitio en la calle y acabé metido con siete años en el mundo de las pandillas. Por eso aprendí lo que no tenía que aprender a esa edad. Fui creciendo y empecé a ver cómo mis amigos iban muriendo por intoxicaciones, a algunos los mataron, otros se suicidaron, cantidad en prisiones… Llegué a una edad en la que me empecé a preguntar por el sentido de la vida: “¿Y ahora qué?”. Entré en una iglesia y les conté. Me dijeron que fuera a mi parroquia y casualmente era una iglesia de los mercedarios»
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