* «Me convertí en 2007 y a mí me diagnosticaron cáncer en 2008. Si no hubiera tenido fe no sé cómo hubiera logrado atravesar todo esto, especialmente por la enseñanza de la Iglesia sobre el sufrimiento: el saber ofrecerlo por otros. Aún sigo enferma. Mi sistema inmune no funciona correctamente y no puedo salir mucho, pero, al final, el cáncer fue una bendición. Cambió mis prioridades, mis pensamientos y ahora sé que lo más importante que les puedo dar a mis hijos es la fe y estoy agradecida por todo el tiempo que tenga para cumplir con eso»
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